La próstata forma parte de los órganos reproductores masculinos. Tiene aproximadamente el tamaño de una nuez, pesa normalmente 20 gramos y rodea la uretra, el tubo ubicado justo debajo de la vejiga, refiere el urólogo guatemalteco Víctor Armando Hernández.
Cuando el individuo ronda la cuarta década de vida esta glándula tiende a crecer un poco más —es normal y todos los hombres pasarán por este proceso—, pero dada su ubicación, al aumentar de tamaño puede llegar a comprimir la uretra y a presionar la vejiga, y esto ocasiona problemas urinarios.
¿Cuándo visitar al especialista?
A pesar de su normal crecimiento progresivo, en algunos hombres podría causar enfermedades. “El agrandamiento gradual de la próstata es natural, aunque podría volverse en algunos casos patológico, ocasionando hiperplasia benigna de la próstata (HBP), que no es un cáncer y no aumenta el riesgo de esta enfermedad. Se trata de un crecimiento desmedido de esta glándula que genera una afección que ocasiona la disminución de la fuerza del chorro al orinar, necesidad de orinar más a menudo —más de seis veces al día, y más de una vez por la noche—, sensación de vaciado incompleto, chorro interrumpido, pujo, sangramiento, ardor, dolor y gotas residuales en la micción”, indica Hernández.
La doctora Carmen González-Enguita, jefa del Servicio de Urología de la Fundación Jiménez Díaz, España, señala que la HBP es una enfermedad crónica que afecta al 50 por ciento de los hombres a partir de los 50 años y a casi todos los mayores de 80. “Podemos afirmar que es una patología que padecerán todos los descendientes de Adán en algún momento de su vida”, explica.
Algunos pacientes podrían no tener ningún síntoma y estar enfermos, comenta el urólogo. Por eso se recomienda que como tratamiento preventivo, todo hombre, a partir de los 50 años, visite a un especialista para descartar cualquier anomalía.
Si no se hace nada, el problema se agrava en la mitad de los pacientes. En un 30 por ciento de los casos la situación se estabiliza, y en un 15 por ciento incluso puede mejorar.
¿Por qué en algunos hombres la próstata crece más de lo normal y ocasionar HBP?
Ambos especialistas coinciden en que los factores genéticos y de estimulación hormonal tienen mucho peso.
Según indica la doctora española, la HBP se trata mediante fármacos, en monoterapia o combinados, destinados a mejorar los síntomas y la calidad de vida del afectado y reducir la probabilidad de que desarrolle complicaciones, como la retención aguda de orina (RAO) y la necesidad de cirugía.
Si se hace necesaria la operación, Hernández recomienda la cirugía bipolar prostática, pues es menos invasiva.
Otra enfermedad que puede confundirse con la HBP es la prostatitis. Se trata de una inflamación aguda o crónica que afecta a hombres menores de 50 años. Puede relacionarse directamente a infección debido a bacterias que alcanzan esta glándula a través de los conductos prostáticos por medio de la orina. También puede deberse a una enfermedad de transmisión sexual o por prácticas sexuales riesgosas vía oral o anal.
Cáncer
No hay un síntoma en específico que se relacione con el cáncer en esta glándula, porque en el 80 por ciento de los casos esta enfermedad invade, en sus inicios, la periferia de la próstata. “No tiene una presentación clínica característica. Frente al falso mito de que el cáncer prostático desencadena problemas al orinar o mayor frecuencia, muchos pacientes se sorprenden ante el diagnóstico, porque no observaron ningún signo”, expone Hernández.
“De esa cuenta el diagnóstico precoz es fundamental para lograr la curación”, remarca el urólogo guatemalteco.
“En ocasiones, el diagnóstico se llega a partir de una revisión médica rutinaria, estando el paciente asintomático, y otras veces se manifiesta por una dificultad miccional, presentar sangre en la orina o con síntomas secundarios a la extensión de la enfermedad fuera de la próstata, especialmente como dolor óseo”, comparte González-Enguita.
“Aunque no existe ninguna causa desencadenante del cáncer de próstata, la edad es el principal factor de riesgo de la enfermedad, ya que, en la actualidad, la mayoría de los casos se reconocen en mayores de 50 años”, expone Hernández.
Por ese motivo, los urólogos recomiendan a la población masculina revisarse la próstata a partir de los 50 años de edad y, en los casos en los que existan antecedentes familiares de cáncer de próstata, desde los 40.
Exámenes
Para el diagnóstico, los médicos confían en el valor clínico de la determinación del antígeno prostático (PSA), que es un análisis de sangre, y el tacto rectal —palpación de la próstata a través del ano—, los cuales se complementan con una ecografía y con una biopsia prostática.
Cuando la enfermedad está localizada, los médicos cuentan con dos opciones terapéuticas: la radioterapia y la prostatectomía radical, una intervención quirúrgica que permite extraer la glándula prostática.
La radioterapia se puede administrar por vía externa o implantando unas semillas radioactivas dentro de la próstata —braquiterapia—. También existen otras opciones como la crioterapia y la HIFU —ultrasonidos—.
“El tratamiento de estos tumores localizados dependerá siempre de la edad del paciente y la agresividad del propio tumor, de tal manera que cabe contemplar en casos muy seleccionados la abstención o demora terapéutica”, explica González-Enguita.
Una vez más, una dieta sana y practicar ejercicio por lo menos 30 minutos diarios son fundamentales para tener una mejor vida.