CATALEJO

Guerra de Giammattei: reflexiones explicativas

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Ya no hay duda de la decisión de Giammattei para eliminar cualquier amenaza a su poder. Pasó el tiempo de insistir en denunciar todas las leyes locales y foráneas atropelladas por él y sus secuaces. Ahora, la lucha para defender los derechos de la ciudadanía necesita aplicar estrategias militares o filosóficas, algunas de hace siglos, como las del estratega chino Sun Tzu (1) y Nicolás Maquiavelo (2). Frente al déspota están los ciudadanos, representados y defendidos por el periodismo independiente, enemigo tremendo por no ser una fuerza uniforme dirigida por alguien, sino autónoma y dividida en grupos, a veces contradictorios, lo cual demuestra el poder del pensamiento.

' Para entender nuestra actual realidad política son útiles, los filósofos de varias etapas de la historia humana.

Mario Antonio Sandoval

Ambos autores tienen una obra con el mismo nombre: El Arte de la Guerra. Sus ideas inspiran actuales estrategias económicas y comerciales. Por ello se deben conocer algunos de sus pensamientos para inspirar formas de ganar esa confrontación, cuyo descaro es ahora mayor a las similares de hace años. Nunca había habido tan grande riesgo de la desintegración del país al estar derrumbándose la sociedad. Sun Tzu señala la necesidad de poseer doctrina, tiempo y disciplina. Esfuerzo concentrado en objetivo fijo. Quien manda, necesita sabiduría, sinceridad. Pero si es colérico e irritable, deja abierto el lugar donde debe ser atacado por ser allí débil. Se cree invencible, pero es vulnerable.

Para Maquiavelo, cualquier gobernante se vuelve tirano cuando gobierna en beneficio propio y su fin es oprimir. Perderá la amistad de los ciudadanos, quienes contribuirán a debilitarlo. Atado a la moral pública muy estricta, no puede organizar un Estado en medio del derrumbe social ni del odio general. El Estado necesita fuerza y consenso, no violar las leyes porque la razón de éste es la correcta relación entre el bien y el mal. Un gobernante vencerá si es menos corrupto. El Estado necesita fuerza, pero también consenso, no violar las propias leyes porque la razón de Estado es la relación entre el bien y el mal. Este autor ha sido acusado de no tener ética, pero al leer sus obras este criterio se suaviza.

Hay otras frases aplicables: si queremos ser libres en política, debemos ser severos en lo moral. (1) El fin del Estado es en verdad la libertad. (2) Cuando la criminalidad se organiza, se convierte en un Estado dentro del Estado. (3) Es necesario que además de instituciones democráticas, haya demócratas. (4) Las sociedades tienen los delincuentes que merecen. (5) (¿políticos?) Toda democracia debe ser simultáneamente social, civil y política, o resignarse a no ser democracia. (6) Todas estas frases ayudan al ciudadano desinteresado y al convencido de ser imposible hacer algo para cambiar el rumbo nacional hacia la catarata o al iceberg a donde lo llevan los malos. La lucha es una tarea de todos, pues a todos afectará la derrota.

Otras personas pueden pelear la batalla, pero los periodistas y columnistas independientes tienen la ventaja de su inmediatez. Giammattei está rodeado de muchos incapaces, sin preparación, y su poder se basa en violar la ley y controlar las instituciones del Estado. Algunas personas lo apoyan, otras lo rechazan y un tercer grupo es indiferente, pero han surgido dos grupos más: uno de mente sicaria pagada para atacar y otro de ingenuos, incapaces de ver las raíces de los planes, y refocilados en ataques a comentaristas cuando piensan distinto. Antes se les llamaba tontos útiles; ahora son miopes útiles. Es necesario entonces convencer a los ciudadanos de los efectos contra él de la oscura estrategia oficial.

(1) Sun Tzu, militar chino, hace 2,500 años. (2) Nicolás Maquiavelo, filósofo político de Florencia, siglo XVI. (3) Jorge Xifra, académico español, 1926-1990. (4) Baruch Espinosa, filósofo holandés, 1632-1677. (5) Hans Eizensberger, humanista alemán, 1929-2022. 6) Raúl Alfonsín, político argentino, 1927-2009. (7) Alejandro Lascagne, médico y criminólogo francés, 1843-1924.

ESCRITO POR:

Mario Antonio Sandoval

Periodista desde 1966. Presidente de Guatevisión. Catedrático de Ética y de Redacción Periodística en las universidades Landívar, San Carlos de Guatemala y Francisco Marroquín. Exdirector de la Academia Guatemalteca de la Lengua.