PLUMA INVITADA

¿Por qué baja el número de comités cívicos?

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Un reconocido diario publica en su portada del 20 de febrero la noticia de una sensible baja de comités cívicos inscritos ante el TSE. Menciona que la baja es de 186 en el 2003 a sólo 98 en el 2019, y se espera que este número se reduzca aún más para el actual proceso de elecciones.

' La finalidad del comité cívico es ofrecer una opción para la alcaldía que no tenga vinculación con los partidos existentes.

Carlos R. Paredes

¿Cuál podría ser la razón del menor interés de crear un comité cívico para una elección municipal? Es interesante conocer que la finalidad del comité cívico es ofrecer una opción para la alcaldía del municipio que no tenga ninguna vinculación con los partidos políticos existentes. Por supuesto, como el interés es en una elección particular, el comité cívico se disuelve automáticamente luego de realizar el proceso electoral. En otras palabras, si una persona sin vinculación política desea presentarse como candidato para la alcaldía de su municipio, basta que reúna una serie de compañeros que lo respalden e inscriba su comité cívico cumpliendo los requisitos del TSE.

En teoría, todo está bien. Sin embargo, en la actualidad tenemos 29 partidos políticos autorizados. Cualquier persona que el candidato contacte para lograr su apoyo estará, de seguro, ya participando con algún partido. Entonces, lo mejor para el futuro candidato es también buscar el apoyo de un partido político existente y no formar un comité cívico. Pienso que esa es la razón para la disminución del número de comités cívicos inscritos ante el TSE.

Es una noticia que no debe pasar desapercibida. Representa un interesante efecto del problema electoral que tenemos en nuestro país por la actual Lepp. Como ejemplo, se puede mencionar la Ley de Educación de El Salvador, que hace unos años permitió la proliferación de “universidades de garaje”. Fue necesario el establecimiento de una acreditación obligatoria para reducir drásticamente su número. Nuestra Constitución y la Lepp vigentes permiten la libre proliferación de partidos políticos. El único requisito para que un partido sobreviva una vez es inscrito es que logre colocar al menos un diputado en el Congreso de la República. Adicionalmente, nuestros partidos políticos crecen alrededor de una persona y no son instituciones con ideología e historia como los partidos de países desarrollados como EE. UU. e Inglaterra. Por ello es que tenemos 29 partidos en vez de dos o tres sólidos e institucionales.

Recordemos que al inicio de nuestra actual era democrática de Guatemala, en 1985, se presentaron ocho candidatos para la presidencia de la República, respaldados por 12 partidos, en la primera vuelta. Hoy tenemos ya 11 candidatos a la presidencia y 29 partidos inscritos. El número de partidos actual representa un incremento de 242% respecto de 1985. Puede interpretarse como una señal de que si un sistema político permite tal proliferación de oferta política necesita mayor claridad, mejor información y, sobre todo, una seria revisión.

Desafortunadamente, los mismos que pueden cambiar la Lepp son aquellos que son electos para representar a la población de Guatemala y que en realidad no representan a nadie más que a ellos mismos. ¿Acaso con 160 diputados la población se siente más representada que cuando eran cien u 80? Yo no me siento representado en lo absoluto. La reelección y la migración de viejos políticos a nuevos partidos ha provocado que sea prácticamente imposible que gente honorable nueva llegue al Congreso. Por lo general, los partidos los ubican en las casillas bajas de los listados y no tienen oportunidad de llegar. Esta gente honorable se ve sólo utilizada como publicidad partidaria para lograr la elección de los viejos políticos de siempre.

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