Desde la llegada al poder del presidente Nayib Bukele se ha recrudecido el embate hacia los medios y comunicadores independientes, narra Serafín Valencia, periodista salvadoreño, lo que ha llevado al cierre de programas de radio y el autoexilio de al menos 10 de sus colegas.
El también profesor de la cátedra de Periodismo en la Universidad Centroamericana, José Simeón Cañas (UCA), considera que la persecución judicial en contra de periodistas en Guatemala es una muestra de la crisis democrática y de libertad de expresión que sufre la región.
¿Cuál es la situación actual de los periodistas y medios de comunicación en El Salvador?
Enfrentamos uno de los peores momentos desde el fin del conflicto armado en El Salvador. Después de la guerra hubo cierta tranquilidad, pero a partir de 2018 cuando el presidente actual, Nayib Bukele, comienza a perfilarse a la Presidencia quiere asumir el papel de ser un líder político instala una narrativa anti prensa y comienza a perfila a ciertos medios y periodistas como los enemigos y los que se oponen a las ideas y sueños que él dice encarnar en nombre del pueblo.
Luego las cosas se agravan durante la pandemia, entre 2021 y 2022 que se entreteje una serie de mecanismos legales. van preparando el camino para un posible enlace a futuro que lleve al encarcelamiento de periodistas.
¿Cómo empieza este nuevo episodio de la lucha contra la prensa independiente?
Comienza con una reforma a la ley de delitos informáticos en diciembre de 2021 que establece que ciertas acciones de investigación periodística por vías digitales pueden ser constitutivas de delito, luego vienen reformas al código penal y procesal penal e incluso se establece cárcel de ocho a 15 años para los periodistas que divulguen información que los políticos crean que tiene que ver con pandillas. Estos es una especie de ley mordaza. En adelante se desarrollan mecanismo y otras reformas legales que van cerrando los espacios para el libre ejercicio del periodismo en el país.
En junio se produce una narrativa mucho más confrontativa del presidente Bukele que cuando asistió a la Asamblea Legislativa el 1 de mayo dice que ha dado varios pasos y que va pro el quinto paso que significa enfrentar, dice él, a los medios de comunicación que ubica como los aliados del gran poder de facto que, dice, no le deja avanzar. En septiembre, el ministro de Seguridad dice que da seguimiento a periodistas que están haciendo coberturas de un caso famoso que se desarrollo en Santa Ana relacionado a un cementerio clandestino.
¿Esta narrativa y acciones es en contra todos los medios?
No. Es con aquellos que el Gobierno identifica como opositores o periodistas que les llama ‘vendidos’ o que obstruyen su trabajo, a aquellos que no ha logrado doblegar con herramientas tan eficaces, como la pauta publicitaria que utiliza como medio de chantaje. A los que logra dominar les da pauta y les permite el ingreso a las conferencias de prensa.
¿Los medios independientes tampoco pueden entrar a estas conferencias?
Esa es otra cosa, en este país hay un férreo control a la palabra y a la información, control que hace eficazmente a través de las mismas fuentes de información. Desde 2020 se giraron órdenes a todos los ministerios y empleados públicos para que no den declaraciones a la prensa sin autorización de la Secretaría de Comunicaciones y de Prensa de Casa Presidencial. Esto para evitar que algunos periodistas hagan investigaciones y vayan a la fuente primaria.
¿El declive de las libertades ocurre a partir de que Nayib Bukele llega al poder?
Los gobiernos siempre son quisquillosos y temerosos frente a la prensa que investiga; sin embargo, sí notamos un cambio contundente cuando asume Bukele y se lo digo con cifras, en 2018 la Asociación de Periodistas de El Salvador registró 77 casos de vulneraciones y agresiones al ejercicio periodísticos, en 2019 sube a125, y en 2020 la cifra se dispara hasta 140 y así a tal grado que el año pasado la Asociación de Periodistas de El Salvador registró más de 220 casos. Antes de Bukele la mayor cantidad de agresiones provenía de agentes del Estado, policías y políticos. Después, quienes se ponen al frente de las agresiones también son los funcionarios públicos.
¿Cómo se estigmatiza desde la figura de Bukele a los periodistas y cómo reacciona a esto la población tomando en cuenta la aceptación que tiene entre los salvadoreños?
La narrativa anti prensa y estigmatización a periodistas y medios es potente y esto tiene que ver con los niveles de popularidad del presidente Bukele que es un líder que controla la práctica política, pero también esta narrativa. Él establece la agenda de discusión de la gente y sus mensajes son tan potentes que no tienen una contrapartida y obviamente no hay un poder alterno que dispute esta narrativa. Entonces, al combinar los niveles de popularidad y el control de la narrativa la población va a ser permeada con estos mensajes. Cuando el presidente dice ‘los periodistas vendidos’ trata de desvirtuar el trabajo periodístico construyendo enemigos. El presidente ha tenido la habilidad de generar un bloque de medios enemigos y otro de los medios que dice la verdad.
¿En estos años han cerrado algunos medios o programas en El Salvador?
Sí, en 2021 y 2022 fueron cerrados alrededor de cuatro programas de opinión críticos al Gobierno. Además de esto también hay ataques digitales y amedrentamiento de tipo fiscal contra algunos medios que todavía tratan de ser independientes. Además, e 2021, por órdenes de tres jueces distintos, tres medios tuvieron que bajar sus notas periodísticas, los tres jueces decían ‘bajen’ esa información, no corrijan o mejoren la redacción y eso se llama censura.
¿Algún caso ha escalado a la persecución judicial de periodistas?
Hay un caso de investigación fiscal en contra de el periódico digital El Faro, que es una forma de amedrentar al medio, por presunta evasión de impuestos y el caso de TDX donde un periodista enfrenta un proceso porque uno de los invitados mencionó la frase ‘golpe de Estado’ cuando se iban a la pauta comercial y en ese momento el abrieron el audio.
¿Qué opina de la situación que se está atravesando en Guatemala, a la luz de lo que le ha tocado vivir en El Salvador?
Que la prensa pasa por uno de sus peores momentos desde el fin del conflicto armado de la región. Es un desafío que no lo habíamos vivido antes. A pesar de que había altibajos una confrontación directa en contra de la prensa y perfilar a la prensa como el enemigo a perseguir no lo habíamos tenido tan abiertamente en años. Esto se da a partir de la instauración de estos regímenes autoritarios o híbridos en contra de la prensa que cuestiona al poder los autoritarismos y los manejos oscuros de las finanzas públicas.