El Censo Nacional de Población y Vivienda 2018 indica que tiene más de 1.2 millones de habitantes. No obstante, solo 62 mil 356 están afiliados a las 30 organizaciones políticas que participan en los comicios generales de junio próximo.
En el evento electoral 2019, en Alta Verapaz la Unidad Nacional de la Esperanza (UNE) obtuvo más de 100 mil votos, mientras que FCN-Nación, en ese entonces oficialista, registró 29 mil.
Estos resultados permitieron que la UNE ganara cuatro escaños en el Legislativo por ese distrito, dos el partido Victoria, otros dos Valor y FCN-Nación, uno.
El proceso electoral en ese año registró una reestructuración y el poder se modificó. Caciques habían dominado hasta entonces el departamento, como la familia Quej, que desapareció del mapa político en el 2019.
“Hubo una recomposición de liderazgos en todos los departamentos”, refiere un exlegislador distrital del desaparecido Partido Patriota.
Las nuevas caras
Alta Verapaz no fue ajena a estos cambios de liderazgo. En la actualidad la región está dividida en cuatro áreas, donde igual número partidos políticos tienen control sobre ellas.
La región poqomchí y el valle del Polochic son controlados por el Valor. En Cobán y Senahú, por el oficialista Vamos. San Pedro Carchá y Panzós se los disputan la UNE y Victoria. En la Franja Transversal del Norte la lucha de poder está entre la UNE y Valor.
En cada partido hay personajes con cierto poderío y recursos económicos, pero sin un amplio recorrido político.
Vamos tiene la estructura del Estado a su favor y los alcaldes de Cobán, Leonel Arturo Chacón, y de Senahú, Ariel Gonzalo Leal, toman ventaja de ello. Ambos candidatos buscan la reelección y controlan esos municipios que más votantes concentran.
Entre Cobán y Senahú suman 160 mil 932 las personas aptas para votar.
La familia Moll, según los datos del Registro de Ciudadanos, del Tribunal Supremo Electoral (TSE), hasta el sábado por la noche había inscrito candidatos para 10 de las 17 corporaciones ediles del departamento.
Eduardo Moll se postuló para ser reelecto y dirigir de nuevo la alcaldía de Tamahú, mientras que sus hijos Pablo Rolando y Mayra Karina Moll Girón ocupan la primera y segunda casilla para diputados al Congreso.
Óscar Corleto, quien llegó al Legislativo en el 2011 con la alianza UNE-Gana y en el 2015 con el desaparecido Libertad Democrática Renovada (Líder), para luego incorporarse durante ese mismo periodo parlamentario al partido FCN-Nación. Ahora un nuevo período, esta vez con la UNE.
El parlamentario, junto con el exalcalde de San Pedro Carchá, Víctor Hugo Cifuentes Delgado, han unido fuerzas para que el diputado Darwin Lucas repita en el Congreso y el exjefe de Tránsito, Ramiro García Chamán obtenga una curul.
San Pedro Carchá es otro territorio en disputa y ahí el poder descansa en el alcalde Winter Coc, quien busca renovar su mandato con la agrupación Victoria, con la que llegó a ocupar la silla edil en el 2019.
Sin embargo, esta vez Coc condicionó su participación en que se le permitiera decidir la lista de candidatos al Legislativo de Alta Verapaz por ese partido. De ahí que ubicó en la primera casilla a su hijo Randy Araely Coc y en la tercera a su hermano, Miguel Ángel Coc.
El Partido Humanista, de la mano del candidato a la vicepresidencia y exalcalde Rubén Darío Rosales, también busca su cuota de poder y cierto control sobre la población q´eqchi´.
Mercantilismo
“Los políticos ven Alta Verapaz como un espacio potencial para ser electos. Aquí ya son comunes los regalos, el acarreo de personas y la compra de votos”, de acuerdo con el exparlamentario por Alta Verapaz, Carlos Enrique Chavarría.
Añade que el voto que emite la población en este departamento no está lo bastante informado —más de 200 mil personas son analfabetas, según el TSE— por lo que los políticos se aprovechan de ellos y compran los sufragios valiéndose de la necesidad de la gente.
Según el exlegislador, tanto en Cobán como en San Pedro Carchá, los municipios más poblados de la región altaverapacense, los políticos que tienen un alto nivel económico pueden conseguir votos con diversos subterfugios.
Los caciques que se han consolidado son personas de dudosa reputación y un ejemplo del mercantilismo que se vive en Alta Verapaz es que la población desconoce, en su gran mayoría, quiénes son los diputados que los representan en el Congreso.
Rubén Hidalgo, del Instituto Centroamericano de Estudios Políticos (Incep), coincide en las características antes descritas del departamento y refiere que allí se da el “efecto clientelar”.
Dice que existe una mezcla de cacicazgo y mercantilismo de la política, porque el que tiene dinero puede comprar un espacio para ser candidato y esto le permite garantizarse ser electo.
“En Alta Verapaz no se gana con base en un programa de gobierno, sino por medio de la captación de votos y ofrecimientos vacíos, compadrazgo y mercantilización del voto”, puntualiza.
El investigador del Incep hace énfasis en que al grueso de la población rural, que vive en condiciones precarias, le preocupa sobrevivir el día a día, mientras que los candidatos solo se acercan para entregar regalos y ofrecer beneficios que después no llegan a estas personas.
Nota del editor: Esta nota se modificó de su versión original el 30 de marzo, luego que el candidato a diputado por la UNE, Óscar Rolando Corleto Rivera, a través de un memorial corrigió una imprecisión contenida en este artículo, donde por error se consignó que buscaba su cuarto periodo parlamentario, cuando lo correcto es que compite por tercera ocasión.