Las autoridades no han debelado detalles de identificación de los involucrados, pero el escenario de esta peculiar captura comenzó en Colombia.
Tras el asesinato de su esposo, una mujer se vio a la tarea de buscar al presunto responsable, sus pistas la llevaron hasta un hombre, de apariencia común, pero sobre quien pesan serias acusaciones por narcotráfico.
Según las investigaciones, el sospechoso sería el encargado de coordinar aproximadamente una tonelada y media de cocaína, de manera mensual, desde Centroamérica hacia Norteamérica.
Incluso, los rerportes policiales identifican al sospechoso con una “masacre” que ocurrió en territorio Suramericano el 28 de enero pasado, lo que sitúa al individuo como una persona en extremo peligrosa, según las autoridades.
Él es identificado como Rubén Darío Virolia Barrios, un sujeto que a simple vista no aparente estar detrás de órdenes de asesinatos y actividades vinculadas al narcotráfico.
Pero su “investigadora” tenía una meta: Entregarlo a la justicia, y para hacerlo haría uso de todas sus herramientas, incluidas el coqueteo y uno que otro par de tacones, junto a la autodeterminación para soportar “caricias” del hombre que presuntamente le arrebato el “amor de su vida”. Recientemente, este sujeto recibió una condena de 22 años de cárcel.