Quién gobierne el país en el período 2024-2028 tendrá que atender esos problemas para que la salud esté al alcance de todos y de manera gratuita. Las propuestas de los presidenciables deben ir encaminadas a ofrecer mejoras en el corto plazo.
Distintas organizaciones sociales dan una mirada de la realidad de la Salud en Guatemala, de los servicios, de los retrocesos y el estancamiento en los programas estratégicos para atender a la población.
El bajo presupuesto en Salud es un punto toral, indican. La inversión del país es del 2.2% del producto interno bruto (PIB), cuando debiera ser de por lo menos 6%, para garantizar recursos a temas prioritarios como medicina tradicional y alternativa, además de asegurar la atención a la población indígena, basados en la pluralidad de pueblos y territorios.
Por otro lado, ven la necesidad de hacer una evaluación objetiva del financiamiento público que tienen asignado asociaciones y fundaciones para establecer si los fondos que reciben son aprovechados en la atención a la población, y que los recursos sean manejados con transparencia. Mientras que el presupuesto general del Ministerio de Salud debe enfocarse en fortalecer la red de los servicios.
Lesli Ramírez, asesora del Centro de Estudios para la Equidad y Gobernanza en los Sistemas de Salud de Guatemala (CEGSS), menciona que la infraestructura es otro punto a resolver. Hay una brecha de más de tres mil puestos de salud en el país.
“Hay abandono de la red existente. Sabemos que hay esfuerzos de algunas direcciones de área por reforzarla, pero aún falta mucho por hacer”, dice Ramírez.
La propuesta es tener servicios en las áreas rurales con mayor capacidad resolutiva. Asignar recursos para mantenimiento, reparación y remozamiento de la infraestructura a este nivel.
Ángel Leja, defensor comunitario por los Derechos a la Salud, afirma que ese déficit de puestos y centros de Salud lleva a que las persona viajen hasta las cabeceras departamentales en busca de atención, quienes no tienen los recursos para trasladarse corren el riesgo de que su estado empeore e incluso de fallecer. Los caminos inaccesibles complican la situación. “Este es un problema serio que el Estado tiene que solucionar”, agrega.
La analista Karin Slowing coincide con las organizaciones sociales en que es necesario fortalecer el primer nivel de atención, el más cercano a la población, cuando esa proximidad no se da no solo hay enfermedad sino muertes que pudieron prevenirse.
Agrega que este es un problema estructural, que desde su creación el Ministerio de Salud tiene una visión asistencial curativa, cuando el enfoque debiera ser preventivo con esa cercanía a las comunidades, con puestos y centros de Salud, pero la inversión ha ido a hospitales, que son obras más visibles.
Sin personal ni medicamentos
La brecha no solo es de edificios, también es de personal en el primero y el segundo nivel de atención. Pasa porque no hay suficiente recurso humano local para contratar, y menos que esté dispuesto a trabajar en áreas alejadas.
“No tenemos suficientes auxiliares de enfermería, lo que implica que hay que hacer mayores esfuerzos para fortalecer las escuelas de formación en los municipios. Otro tema son las condiciones salariales del personal especializado para motivarlos a trabajar en el área rural. Hay necesidad de evaluar y readecuar los salarios de los profesionales”, menciona Ramírez.
Se necesita la contratación de personal que conozca el contexto, el idioma, las costumbres de cada comunidad, esto se logra al estimular la formación de gente local en áreas como enfermería.
Para mejorar la atención en el primero y el segundo nivel se necesita del abastecimiento de medicamentos en toda la red de servicios, que se revise el listado básico para que sea conforme las necesidades y el perfil epidemiológico de cada región del país.
“El presupuesto en la mayoría de las direcciones de área es el 90% para administración y 10% de funcionamiento, que corresponde a medicamentos e insumos. Tienen poco dinero, pero además lo utilizan de una manera incorrecta, haciendo compras directas que eleva demasiado el precio de los medicamentos”, indica Ramírez.
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La disponibilidad de ambulancia es otro tema a considerar. Hay un déficit que es complicado cuantificar, los vehículos existentes están en las cabeceras municipales y en las áreas rurales hay pocas unidades. También hay dificultad para tener el combustible suficiente para trasladar a los pacientes.
Lo que sucede en las áreas rurales es que las personas pagan costosos fletes para llevar a los enfermos hasta los servicios más cercanos, que a veces están a horas de distancia. Ramírez indica que, en el caso de una emergencia por embarazo, el servicio tiene que estar a menos de una hora para que tanto la madre como el bebé se salven.
Hace falta, entonces, toda una red de urgencias médicas en el área rural, para garantizar la sobrevivencia de los pacientes, pues hay lugares que cuentan con ambulancia, pero no hay pilotos o paramédicos. Si se logra que el paciente llegue al servicio de Salud, en estos no se cuenta con médicos especialistas ni el equipo para atender la emergencia, lo que debe mejorar.
Slowing refiere que el Ministerio de Salud se ha ido debilitado y que hace falta personal en los servicios, como insumos y agilizar procesos, mejorar en esas falencias es un reto mayúsculo, pero no imposible, lo que se necesita es voluntad para expandir los servicios y acercarlos a la población.
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Brechas en atención a la mujer
En Guatemala se registran aproximadamente 400 muertes maternas anuales; el 90% son prevenibles.
De esa cuenta, las organizaciones sociales del CEGSS, el Foro Ciudadano por la Salud de los Pueblos, Nim Alaxik, Red de Defensores y Defensoras Comunitarios por el Derecho a la Salud (REDC Salud) y la Coordinación de ONG y Cooperativas (CONGCOOP) ven necesario implementar estrategias para la maternidad saludable y la reducción de las muertes maternas.
Se necesita atención a embarazo, parto y postparto con pertinencia cultural, servicios accesibles y oportunos al momento de presentarse una emergencia obstétrica, además de la instalación de casas maternas.
Hay un tema que preocupa y es que durante la pandemia se dio un retroceso en materia de salud sexual y reproductiva. Hay escases del anticonceptivo Depo-Provera desde hace un año. Costó que dentro de las comunidades lo aceptaran, y que los servicios no lo tengan pone en riesgo los métodos de planificación, esto obliga a que el Ministerio de Salud tenga que hacer de nuevo campañas para que la población se adhiera a otro método.
La participación de las comadronas en el cuidado y atención del embarazo a nivel comunitario es esencial, pues llegan a donde los servicios de salud no tienen alcance. Las organizaciones ven necesario que se reconozca el papel que ellas realizan, y que sus conocimientos sean aceptados, como también brindarles el equipo necesario para realizar su labor, y que cesen las prohibiciones impuestas para la atención de partos de primerizas y multíparas.