El partido en el Etihad Stadium se presentaba como un duelo entre dos de los mejores y más exitosos entrenadores de la última década, Pep Guardiola y Thomas Tuchel, y los estrategas no decepcionaron.
El español planteó una línea defensiva de tres hombres (Akanji, Ruben Dias y Aké) que cuando el City no tenía la pelota era de cuatro con Stones incrustado al lado del central portugués, mientras que en ataque el internacional portugués ayudaba en el mediocentro a Rodri para abastecer de balones a Gundogan, De Bruyne, Bernardo Silva y Grealish, con Haaland como hombre más adelantado.
Tuchel, por su parte, intentó contrarrestar el poblado centro del campo inglés metiendo hombres en la medular (Kimmich, Goretza, Coman, Sané y Musiala) y dejando como única punta a otro volante, Serge Gnabry, ya que sus dos delanteros puros, Sané y Müller, comenzaron en el banquillo.
Ambos equipos se pelearon por la posesión de la pelota en los primeros minutos y se mostraron peligrosos al pisar área rival, pero fue el Manchester City el que abrió el marcador con un zapatazo desde fuera del área de Rodri que se coló por la escuadra del arco defendido por Yann Sommer (28).
El gol no hizo cambiar de planteamiento a ninguno de los dos equipos, pero si de algo puede presumir el City esta temporada es de arsenal ofensivo y un centro de De Bruyne acabó con un remate de Gündogan que Sommer, desde el suelo y exhibiendo sus reflejos, envió a córner con el pie (34).