EDITORIAL
Conflicto sigue latente y rezago social también
De poco o nada sirvió que Sololá haya tenido al diputado distrital Allan Rodríguez como presidente del Congreso, al menos en cuanto a la búsqueda de una solución definitiva al centenario conflicto limítrofe entre los municipios de Nahualá y Santa Catarina Ixtahuacán. A lo largo del actual gobierno se han sucedido las escaramuzas, con pobladores de ambas localidades muertos o heridos. La semana recién pasada hubo tres días de bloqueo vial en Nahualá, en protesta por la falta de agentes policiales requeridos por un juez de Paz local para proteger a los habitantes de los ataques armadas de sus vecinos, quienes a su vez también han sido víctimas de disparos.
En mayo de 2020, el gobierno de Alejandro Giammattei Falla intentó la misma fórmula de sus predecesores, al declarar un estado de Sitio en ambos municipios, debido a las balaceras constantes. Se efectuaron operativos, se decomisaron armas, se destruyeron trincheras, hubo capturas, se creó una “mesa de alto nivel” encabezada por el vicepresidente Guillermo Castillo, que incluso efectuó supuestas mediciones y cálculos con participación del Instituto Geográfico Nacional y el Registro de Información Catastral. Las conclusiones de tal labor continúan invisibles, igual que su responsable, incluso tras las recientes agresiones, a inicio de este mes, que causaron la muerte de un niño.
Al estado de Sitio de 2020 le siguió otro en 2021 y también una grave agresión contra soldados y policías en enero de 2022, quienes optaron por abandonar el poblado, a pesar de que la medida de excepción continuaba vigente. Por una parte suena lógico evitar una confrontación, pero por otra no tiene lógica volver a dejar la zona inerme, como hace cuatro años.
Tras el hallazgo de 11 cadáveres en diciembre de 2021, el presidente Giammattei Falla encabezó un encuentro entre los dos alcaldes, el 11 enero de 2022, durante el cual ofreció Q50 millones en proyectos de desarrollo y finalizó la cita lanzando una moneda al aire para definir en dónde sería el siguiente encuentro, que correspondió a Santa Catarina Ixtahuacán. Hubo otra reunión dos semanas después y una tercera en 2022, sin mayores avances.
Usualmente se aborda el desacuerdo limítrofe, pero nunca se han llegado a tratar de fondo otros factores que literalmente le añaden pólvora y plomo al problema: la operación de grupos dedicados al tráfico de armas y de personas, contrabando y lavado de dinero. El propio mandatario afirmó en agosto de 2022 que podía haber narcotráfico, aunque el Ministerio Público dijo no tener ninguna pesquisa en esa dirección. Lo llamativo, en todo caso, es que en otras regiones de alta conflictividad grupos ilícitos azuzan la violencia como un distractor y a la vez como un bloqueo a la permanencia de fuerzas de seguridad del Estado. Los territorios de Nahualá e Ixtahuacán conectan la bocacosta con el altiplano y cuentan con innumerables caminos de terracería con poco o ningún control. Si a ello se suman los indicadores de pobreza y rivalidades ancestrales, se tiene un maquiavélico conflicto latente.
Nahualá e Ixtahuacán son parte de los municipios con menor desarrollo de Sololá y del país. La pobreza extrema alcanza el 40%, La tasa de escolaridad primaria se mantiene abajo del 40% y campean la mortalidad infantil y la desnutrición. Ello contrasta con la riqueza natural, el potencial agrícola y ecoturístico que podrían sacar adelante a ambos territorios, pero que siguen sin ser implementados a causa de una recurrente violencia que a veces parece perversamente inducida.