EDITORIAL

Única salida: repetir la elección de la Usac

Por siempre quedarán registradas en los anales de la historia de la Universidad de San Carlos de Guatemala (Usac) las imágenes afrentosas de escuadrones de vigilancia de tinte paramilitar. Ajenos a la casa de estudios, fueron apostados en el interior del Parque de la Industria para impedir la llegada de opositores a la planilla del exdecano de Humanidades Walter Mazariegos, a la votación efectuada el 14 de mayo por una oficiosa orden judicial.

Desde el inicio de su campaña para aspirar a la rectoría, Mazariegos fue señalado de tener el apoyo del oficialismo, pese a lo cual no lograba el número necesario de votantes para imponerse. Había al menos tres aspirantes con posibilidades de apoyo. El día de la convocatoria, 27 de abril, se conjuró un intento de efectuar una votación secreta en la cual se excluía a unidades académicas opositoras.

El decano de Ciencias Económicas, Luis Suárez, también candidato a rector, tenía cuatro cuerpos electorales, pero se retiró de la contienda y los puso a disposición de Mazariegos, quien obtuvo 72 votos mediante amaños y suspensiones. Con insistencia se negaron los vínculos con el partido oficialista, aunque posteriores decisiones del Consejo Superior Universitario abonaron a la controversia. La Asociación de Estudiantes Universitarios no reconoce la legitimidad de las elecciones, al igual que varias unidades académicas. La ocupación del campus central desde hace casi un año ha impedido el ingreso de Mazariegos al edificio de la Rectoría. La situación por la toma de la Ciudad Universitaria tampoco ha conducido a que se establezca un diálogo. La salida al entuerto sería repetir todo el proceso sin exclusiones, lo cual haría previsible la derrota de Mazariegos.

Los ecos de la fraudulenta elección del 2022 trascienden fronteras. Hace seis días, estudiantes costarricenses exigieron en una reunión del Consejo Superior Universitario Centroamericano la expulsión de Mazariegos, por considerar inválido su nombramiento. Resultó llamativo y sintomático que Nicaragua, dominada por una dictadura represora de estudiantes, religiosos, periodistas y opositores políticos se haya opuesto a dicho llamado, un apoyo que raya en el oprobio.

El empecinamiento de la planilla “ganadora” y la agudización de la protesta han causado que la actividad universitaria continúe rezagada, sin recuperar la presencialidad. Si bien continúan las clases en línea, existen facultades en las cuales la experiencia de interacción en el aula, del laboratorio y del uso de aparatos científicos se hace impostergable. Mientras más se prolongue la pugna, mayor será el riesgo de deterioro en la calidad formativa de miles de futuros profesionales y, por ende, el impacto en la sociedad.
Es preciso mencionar que algunas sedes regionales fueron retomadas por grupos armados que no son fuerzas policiales ni guardias de la Usac, a pesar de existir procedimientos judiciales en marcha.

Como colofón, cabe resaltar una situación demasiado convergente como para ser considerada una casualidad: el 8 de enero último, el partido oficialista Vamos designó como candidato vicepresidencial a Luis Suárez, el exdecano de Ciencias Económicas, el mismo que le endosó sus votos a la planilla que llevó a Mazariegos a la Rectoría. Más allá de las capacidades profesionales o las convicciones de Suárez, no hace falta tener dos dedos de frente para relacionar el origen de tal designación, que los detractores calificaron como el pago por haber vendido a la Universidad de San Carlos.

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