Tras recibir el legado de la icónica reina fallecida en septiembre, valorado en US$449 millones, la fortuna del nuevo monarca británico ascenderá a US$748 millones, estimó el diario The Times.
Según una fuente cercana a la familia real citada por el rotativo, Carlos III llevó a cabo una ambiciosa política de inversiones para reponer sus arcas tras divorciarse de Diana.
La separación le costó US$21 millones en 1996, pero el entonces príncipe de Gales no partía de cero ya que contaba con los recursos del Ducado de Cornualles, cuyos beneficios recibió desde la llegada al trono de su madre, en 1952, hasta la muerte de esta en 2022.
Se trata de un patrimonio creado en el siglo XIV para dar independencia financiera al heredero real. En la práctica, éste no posee los bienes pero recibe los beneficios que generan hasta que accede al trono.
Para Carlos, el ducado “reúne todo lo que le apasiona”, aseguró su esposa Camila en un documental de ITV en 2019.
El futuro rey visitaba regularmente las granjas que alquilaba a los agricultores y les animaba a utilizar métodos de agricultura sostenible.
Además de 260 granjas, el ducado posee 52 mil 450 hectáreas de tierra y alquila US$433 millones en propiedades comerciales.
Un pueblo ideal
Carlos III incluso creó un pueblo, Poundbury, en las afueras de Dorchester, donde aplicó sus preferencias arquitectónicas.
Bajo su liderazgo, el Ducado creció en tamaño y en su último informe anual cuenta con más de US$1 mil 255 millones en activos, todo un récord, con unos ingresos para el heredero que ascienden a US$28 millones, un aumento de más del 40% en quince años.
Estos ingresos, que van ahora a su heredero el príncipe Guillermo, de 40 años, llenaron durante muchas décadas las arcas de Carlos, quien tuvo que esperar hasta los 73 años para ascender al trono.
Ahora además, debido a una tradición secular confirmada en los años 1990 para evitar la disolución del patrimonio real, el monarca “no pagará ningún impuesto de sucesión” por la considerable herencia de su madre, explicó el abogado especializado Geoff Kertesz.
¿Más de US$2 mil millones?
El testamento de la reina no es público, algo también exclusivo de los monarcas.
Pero el castillo de Balmoral, donde veranea la familia real, y la finca de Sandringham figuran entre las propiedades heredadas por Carlos, a diferencia del palacio de Buckingham y el castillo de Windsor, que pertenecen al Estado.
Otro símbolo histórico de la monarquía británica, las “joyas de la corona”, que representan varios miles de millones de dólares, son también propiedad de la nación, por lo que se excluyen de la evaluación de la fortuna real.
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Pero el Estado paga al rey una “subvención soberana” que corresponde a la cuarta parte de los ingresos generados por el “Crown Estate”, un vasto fondo compuesto por activos inmobiliarios y por todos los parques eólicos marinos del país. El resto va al Tesoro.
Esta dotación alcanzó US$108.4 millones en 2021-2022.
Por último, un tercer fondo completa la fortuna real: el Ducado de Lancaster, controlado por el monarca, que aportó US$30 millones a la reina en 2022.
A la hora de evaluar la riqueza total de los fondos de la Corona, “no creo que nadie sepa cuánto representa”, admite Kertesz.
En una serie de artículos titulada El coste de la Corona, el diario izquierdista británico The Guardian intentó evaluar la fortuna real, tomando la decisión de incluir los activos del Ducado de Lancaster, que legalmente se definen como controlados por el Estado pero cuyo beneficio total va al monarca.
El rotativo incluye asimismo vehículos de lujo, técnicamente propiedad del Estado pero utilizados por la familia real.
También hay obras de arte, entre ellas un cuadro de Claude Monet, “Le Bloc”, comprado por US$2 mil 500 por la madre de Isabel II tras la Segunda Guerra Mundial y valorado ahora en US$25 millones.
Como resultado, la fortuna de Carlos III ascendería a US$2 mil 244 millones.