CATALEJO
En las encuestas emerge madurez de los aspirantes
Las encuestas políticas, sin ser ese su propósito, muestran la madurez de los candidatos, como quedó demostrado en la reciente de Prensa Libre y Guatevisión. Los resultados desagradaron a todos. Unos consideran “merecer” cifras mayores; otros las descalifican por “estar mal hechas” o “dedicadas”, sin saber nada de tales herramientas de medición, sus razones, escogencia de lugares y porcentajes de población y edad. Esta actitud se debe a un mecanismo psicológico de defensa y a la urgente necesidad de quedar bien con sus seguidores y financistas, para no perderlos. Las encuestas dan un bofetón a quienes, por su poca confianza y sus dudas en sí mismos, las descalificaron antes de ser hechas. Los colocan en un aprieto de credibilidad personal con sus seguidores.
' Estas reacciones provienen de mecanismos de defensa de lo profundo de su inconsciente y rechazan verdades incómodas.
Mario Antonio Sandoval
En un caso de los 23, hay inmadurez, capricho, malcriadeza. La mayoría, con escasos resultados, aceptaron la realidad y tal vez desde ya están preguntándose por qué se metieron a la lucha por llegar a un puesto de donde sólo se sale desprestigiado. En dos ocupantes de los cuatro primeros puestos, la reacción afloró sentimientos inconscientes. Como parte de la labor periodística es informar de la reacción de los protagonistas, cuando se hizo eso en la tarde del martes reaccionaron de manera incriminadora. Se manifestó esta inmadurez en Sandra Torres, quien ni siquiera respondió la llamada, y también en Zury Ríos, con la diferencia de haber declinado responder. Edmond Mulet comentó: “Nadie ha ganado aún, nadie ha perdido aún. Cada encuesta es diferente”.
De los coleros, Bernardo Arévalo consideró el resultado una prueba del desconocimiento de los votantes debido a las condiciones del sistema político y electoral, e instó a los electores a estar alerta. Pero el Rey Manuel Villacorta I, el Hepático, con su reacción mostró una terrible mezcla de ignorancia e inmadurez y se sumergió en el mar del ridículo en un sector donde él cree tener alguna presencia: la comunidad internacional. Ignora: a) una encuesta es la foto de un momento específico y por ello puede tener cambios; b) esta es la primera de dos y por eso la segunda dará nuevos datos y marcará tendencias. (Ojalá alguien caritativo le explique qué es eso). Es pérdida de tiempo responderle, pero por haber cruzado límites imperdonables, me dirijo a los lectores de Catalejo.
Desde el mismo martes hizo circular un video en el cual, desencajado y a punto de derrame, en tres ocasiones descalificó la encuesta, lo cual sí puede hacer, aunque sea irracional y carezca de sentido. Pero también se permitió poner en duda la integridad de la directiva de Prensa Libre y Guatevisión, a las cuales pertenezco, al acusarnos de participar en un fraude, aunque está consciente de afirmar una falsedad. No mencionarlo sería una traición a quienes hace casi 72 años fundaron con esfuerzo este conglomerado periodístico. Lo risible es su denuncia ante la OEA, la ONU, la comunidad internacional, pues la encuesta no le es favorable, por ser bien hecha. Es persistente: en el 2019 me insultó por esos mismos motivos, pero su resultado en la elección al final fue como se predijo.
El candidato Pineda descalificó a todas las encuestas e hizo referencia directa a la de PL-GV. A mi juicio, debe decir a sus seguidores cuándo dice la verdad, si la primera o la segunda vez y por qué la acepta, con su silencio. Se intuye su satisfacción, porque está callado. Todos los días recibo un video suyo en el cual habla de todo tema (el más reciente lo muestra en una cama, colocándose una inyección, pero me llegó con un área borrosa de dónde se la puso). Espero entonces recibir un nuevo video con una disculpa similar al perdón pedido con humildad y en público a Jimmy Morales a causa de una irreflexiva opinión suya. Todo esto permite demostrar por qué las encuestas tienen un subproducto tal vez nunca visto antes: la madurez de los contendientes.