En el Antiguo Testamento es la fiesta de la cosecha, que se daba al terminar la cosecha de cebada y antes de comenzar la de trigo. Luego, los israelitas la unieron a la Alianza en el Monte Sinaí, 50 días después de la salida de Egipto, detalla el sitio Catholic.net.
“Pentecostés” viene de la palabra “penta” que significa cincuenta. Para los creyentes católicos significa 50 días después de la resurrección de Jesucristo por lo que es una de las celebraciones más importantes del año, después de la Pascua.
El día que se lleva a cabo depende de la fecha en que se celebre la resurrección de Jesús, por lo que cada año se festeja en diferente día y mes. Este 2023 se llevará a cabo el domingo 28 de mayo.
“También es una celebración que aparece en el texto bíblico, en el libro de Hechos de los Apóstoles, capítulo 2. Es la fiesta del Espíritu Santo, que viene 50 días después de la resurrección de Jesucristo. El texto indica que sobre los apóstoles y la Virgen María hubo un soplo y aparecieron unas lenguas de fuego. Empezaron a hablar en otros idiomas y lenguas, de tal manera que todos los presentes de diferentes regiones entendieron el mensaje de Jesús. A partir de allí comienza la predicación y evangelización de la iglesia, porque antes estaban escondidos, pero con la venida del Espíritu Santo comenzaron a predicar”, explica el sacerdote Manuel Abac.
Por ello, se dice que Pentecostés para la iglesia católica es la conmemoración del descenso del Espíritu Santo sobre los Apóstoles de Jesús y, de cierta forma, marca el nacimiento de la iglesia.
Ese domingo, en la celebración de Pentecostés, se lee dicha lectura. Hechos 2:1-11
Al llegar el día de Pentecostés, estaban todos reunidos en un mismo lugar. De repente vino del cielo un ruido como el de una ráfaga de viento impetuoso, que llenó toda la casa en la que se encontraban.
Se les aparecieron unas lenguas como de fuego que se repartieron y se posaron sobre cada uno de ellos; quedaron todos llenos del Espíritu Santo y se pusieron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les concedía expresarse.
Había en Jerusalén hombres piadosos, que allí residían, venidos de todas las naciones que hay bajo el cielo. Al producirse aquel ruido la gente se congregó y se llenó de estupor al oírles hablar cada uno en su propia lengua.
Estupefactos y admirados decían: “¿Es que no son galileos todos estos que están hablando? Pues ¿cómo cada uno de nosotros les oímos en nuestra propia lengua nativa? Partos, medos y elamitas; habitantes de Mesopotamia, Judea, Capadocia, el Ponto, Asia, Frigia, Panfilia, Egipto, la parte de Libia fronteriza con Cirene, forasteros romanos, judíos y prosélitos, cretenses y árabes, todos les oímos hablar en nuestra lengua las maravillas de Dios”.
Catholic.net enfatiza que no es una fiesta autónoma y no puede quedar sólo como la fiesta en honor al Espíritu Santo. Sino que es el segundo domingo más importante del año litúrgico en donde los cristianos tienen la oportunidad de vivir intensamente la relación existente entre la Resurrección de Cristo, su Ascensión y la venida del Espíritu Santo.
De acuerdo con el sacerdote Manuel Abac, este domingo también se reza por las advocaciones. Es decir, por los futuros sacerdotes y las ofrendas que se reciben ese día van destinadas para sostener a los seminaristas.