CON OTRA MIRADA

Plaza atrial del siglo XVI destruida

|

La plaza atrial más antigua en territorio guatemalteco fue brutalmente destruida por el párroco de San Cristóbal Totonicapán, quien además usó el púlpito durante el sermón del domingo 16Ab2023 para criticar y burlarse de los profesionales que publicaron el libro La plaza atrial de San Cristóbal Totonicapán, que contiene una detallada descripción del conjunto y su restauración, así como la cosmovisión indígena subyacente en ese modelo urbano que se extendió de México a Guatemala, El Salvador y Honduras. Sus autores son el antropólogo Fredy Ochoa García y el arquitecto Rodolfo Asturias Méndez. Ese conjunto fue declarado patrimonio cultural de la Nación en 2005. Está integrado por el vestigio de la fachada del templo de 1580 dañado por el terremoto de 1689, las capillas posa que limitan el atrio y el templo del S. XVIII.

' Usó el púlpito durante el sermón del domingo 16Ab para criticar y burlarse de los profesionales.

José María Magaña Juárez

Tan valioso patrimonio ha sido víctima del paso del tiempo. Junto al nuevo templo, con otra orientación, surgió otro atrio que dejó el original sin uso litúrgico. Pero más infausto aún fue el descuido y dejadez de curas y alcaldes que menospreciaron su valor histórico dando paso a otros usos. Hacia 1950 se puso mobiliario para deportes. En 1964 fueron construidas cuatro galeras para el mercado municipal y se demolió una de las cuatro capillas posa; las demás fueron usadas como cocinas. En 1985 se eliminó el mercado. El área quedó abandonada y pasó a ser tierra de nadie; fue ocupada por delincuentes, quienes el 29Nov2002 entraron a robar al templo. Eso provocó que el representante del Instituto de Antropología e Historia de Guatemala (Idaeh) región Quetzaltenango realizara inspección ocular y emitiera algunas recomendaciones; a partir de eso, hasta 2022, el Idaeh autorizó que se demolieran las galeras del mercado, se removiera el pavimento de concreto y extrajera ripio y escombros.

Pocas semanas atrás, sin criterio de por medio, los trabajos excedieron los términos autorizados. Se usó maquinaria pesada para nivelar la plaza atrial, acción que cambió la topografía y borró todo vestigio arqueológico existente en aquel espacio abierto al pie de la montaña; una de las capillas posa quedó en precarias condiciones de estabilidad. Como si aquello no fuera suficiente atropello, una calle atraviesa la plaza, mutila su unidad urbana, disgrega elementos arquitectónicos y anula su razón de ser. Esa desafortunada intervención, sin sentido urbano, arquitectónico y menos aún de conservación, destruyó brutalmente el conjunto, ignoró su importancia y pone en serias dificultades la posibilidad de recuperación.

Hoy, el centro histórico de San Cristóbal Totonicapán clama por la reintegración espacial y recuperación de ese importante espacio abierto. El nuevo uso deberá ser pensado como punto focal de encuentro cívico, cultural y de ocio para una población creciente, necesitada de espacios abiertos, libres, ajardinados y seguros. Su diseño, en concordancia con la naturaleza, valor histórico, urbano y arquitectónico, debe ser resultado de un concurso nacional, abierto a arquitectos, urbanistas, diseñadores y artistas, pues se trata de un espacio generador de identidad cultural.

Importante conjunto que, a mi parecer, debe ser puesto en valor, bajo la tutela de autoridades, asociaciones de vecinos y expertos preocupados por el patrimonio cultural, para evitar que quede al libre albedrío de un cura ignorante y un Concejo cuya dejadez por acción u omisión viola la Ley para la Protección del Patrimonio Cultural de la Nación, en particular el artículo 62, Responsabilidad de las Municipalidades, que obliga a cumplir con esa ley y denunciar cualquier atropello al patrimonio cultural dentro de su jurisdicción.

ESCRITO POR: