CIVITAS

Las instituciones como escenarios políticos

¿Son las instituciones espacios de formación para moldear y cimentar el desarrollo de la convivencia social o escenarios y plataformas de actuación para elevar la imagen de figuras públicas? Esta interrogante busca responder Yuval Levin, un académico conservador estadounidense, en uno de sus libros más recientes. Si bien Levin analiza la situación estadounidense, la manera en la que explica cómo han cambiado las instituciones para servir a los objetivos de individuos en especifico es equiparable en otros países.

Las instituciones pueden definirse de muchas maneras, pero siempre cumplen con importantes tareas sociales. Para Levin, más que las reglas bajo las cuales actuamos, las instituciones también son espacios que albergan principios éticos y producen estructuras para que los esfuerzos de los individuos que las integran tengan un resultado exitoso. De tal manera que cualquier institución (la Iglesia, Ejército, Legislativo, elecciones, partidos políticos, etc.) cuenta con la confianza de los ciudadanos cuando fortalece éticamente a las personas que la integran y estas toman en serio el papel que juegan en la vida pública. A pesar de tener este noble e importante papel en nuestras vidas, encuestas recientes muestran que la ciudadanía ya no confía en las instituciones. Levin explica que es debido a que han sido corrompidas por los individuos que las conforman porque son usadas como plataformas de actuación o como un medio para hacerse notar públicamente.

' Los partidos políticos en Guatemala representan una plataforma perfecta para que toda clase de individuos interprete un papel.

Christa Walters

Este último ha sido el caso en Guatemala por muchísimos años, indistintamente de la bandera política o ideológica que se ha ondeado desde las mismas, la población se ha desencantado con lo que deberían ser las bases sólidas de nuestra convivencia en esta nación, pues individuos han utilizado las instituciones como un escenario para ganar atención o empujar su agenda. Debido a que estamos en época electoral, tomemos de ejemplo una de las instituciones democráticas del país: los partidos políticos.
Estos son, en teoría, asociaciones voluntarias que tienen principios y objetivos delimitados para promover la participación ciudadana en la democracia y llegar a ejercer el poder; sin embargo, en la práctica, son vehículos electorales para competir en elecciones. Sin mayor profundidad de propuestas, principios, valores o brújula ideológica, los partidos políticos en Guatemala representan una plataforma perfecta para que toda clase de individuos interpreten un papel. Algunos lloran ante las cámaras, otros bailan al ritmo de canciones populares, sonríen hasta que les duele la mandíbula o utilizan accesorios llamativos. Seguramente cada uno con motivaciones distintas para llegar al poder, como lo explica Levin. No obstante, estas personas no parecen preguntarse el legado que dejarán en el partido o su papel en la cimentación de este en la cultura democrática del país.

Pareciera que la tendencia institucional, en general, no solo en las instituciones democráticas, es que se vuelvan una mezcla entre plataformas, escenarios y espacios de formación. Lamentablemente, la formación que se da dentro de estas a quienes participan de ellas es que cada vez más pueden utilizarse a conveniencia propia para impulsar la imagen, percepción o riqueza de algunos individuos. Sin embargo, hay esperanza en quienes todavía exigen a las autoridades, a los políticos y demás personas en el poder que se hagan responsables de sus actos. Pues las instituciones públicas no son patrimonio de quienes las lideran, sino de todos los ciudadanos. Y como defiende Levin, aunque parezca desesperanzador y la corriente mayoritaria promueva derribar las instituciones, en realidad deberíamos pensar que este es un momento para construir.

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