Pero a los bellos muebles, las brillantes pinturas de las paredes y las coloridas alfombras no se les ve si en su producción fueron utilizadas sustancias nocivas que pueden enfermar. Por ejemplo, porque afectan al sistema hormonal.
Por eso, Luise Körner, de la organización ambientalista BUND, aconseja: “Cuanto menos cosas nuevas adquieran los padres, mejor”. Es decir, que la habitación no debería ser equipada con muebles, alfombras, cortinas y juguetes nuevos justo antes del nacimiento del bebé.
Porque muchos de esos objetos pueden contener sustancias volátiles, que se van evaporando a lo largo de los meses e incluso años. “Es mejor comprar objetos usados, que ya pasaron por ese proceso”. Y en el caso de la adquisición de cosas nuevas, los padres deben prestar especial atención a ciertos materiales.
Pintura sin disolvente
Según los expertos en consumo, la pintura de las paredes pertenece al grupo de productos en los que frecuentemente se pueden hallar sustancias peligrosas. Hay que prestar especial atención a que tenga la menor cantidad posible de disolvente. Revoques y pinturas con base en minerales emiten, en general, menos toxinas que los productos sintéticos.
Prestar atención al olor en el revestimiento del suelo
Según Körner, en el caso de los revestimientos del suelo, el problema son los plastificantes. “Se encuentran sobre todo en revestimientos de PVC flexible, pero también en el revés de las alfombras”, dice la experta de BUND. Las alternativas son revestimientos de materiales naturales o sin PVC, por ejemplo, corcho, parquet o linóleo.
En la compra de estos productos puede ser de ayuda prestar atención a los sellos que certifiquen determinados criterios ambientales.
Además, en la compra uno debería prestar atención al olor del producto. Se le puede pedir al vendedor una pequeña muestra, colocarla en un frasco de vidrio con tapa a rosca y cerrarlo. Si después de algún tiempo el aire allí dentro huele a química o huele de manera intensa, los expertos en consumo recomiendan no utilizar ese revestimiento, mucho menos en la habitación de un niño.
“La nariz es una buena consejera en lo que a sustancias tóxicas se refiere”, dice Susanne Woelk, directora de una iniciativa para la seguridad en el hogar. “Un olor fuerte en objetos recién comprados siempre es una señal de alerta”.
Mejor muebles de madera maciza, en vez de madera aglomerada
En los muebles de madera aglomerada muchas veces hay mucho más pegamento y posiblemente también barnices y otros acabados que en productos de madera maciza. Asimismo, es bueno ventilar muebles nuevos y también colchones durante algún tiempo antes de utilizarlos.
Evitar materiales y textiles impregnados
Muebles tapizados, cortinas o ropa de cama pueden contener además sustancias químicas que hacen que no se arruguen, no se prendan fuego o se manchen menos. Las alfombras, en parte, son impregnadas con sustancias nocivas para la salud, los llamados compuestos organofluorados, que las protegen de la suciedad.
“Muchos de estos compuestos son químicos eternos, que prácticamente no se degradan”, dice Körner. Para los niños, estas sustancias son especialmente malas, dado que respiran más rápido que los adultos y, por lo tanto, absorben más cantidad en sus organismos. Además de que a esa edad aún se llevan muchas cosas a la boca.
Por eso, es mejor evitar productos con añadidos químicos y, en su lugar, recurrir a materiales naturales, aconsejan los expertos.
Los valores límite legales son engañosos
Incluso quien al comprar algo nuevo preste atención a todo esto y revise la lista de materiales y sustancias, no necesariamente se va a encontrar a salvo, advierte Körner.
“Lo importante es la suma de materiales”, dice la experta. “Existen valores límite para cada uno de los productos que están establecidos por ley, pero eso no necesariamente debe tranquilizarnos. Porque incluso si todos los productos en la habitación del niño están por debajo de esos valores límite, la suma total puede ser demasiado elevada”.