Lubetkin, quien durante su estancia formalizó proyectos de apoyo con el Gobierno, enfatizó en que, para resolver problemas como la crisis alimentaria que se vive todos los años en el Corredor Seco se deben involucrar todos los sectores de la sociedad y apuntar a una misma dirección.
¿Qué se lleva de su visita a Guatemala?
Me voy satisfecho por el esfuerzo que diferentes actores relacionados con la seguridad alimentaria hacen en buscan de caminos y soluciones. Estamos en un proceso complicado, pero el gran desafío es encontrar soluciones y salidas para reducir el número de personas en hambre y desnutrición, pero entendiendo la seguridad alimentaria no solo como la solución del plato de comida, sino con una visión integral, o sea la transformación de los sistemas agroalimentarios.
¿Qué entendemos por manejo integral de los sistemas agroalimentarios?
El manejo de la tierra, de la semilla, la calidad y el manejo del clima, ayudar a que los impactos se absorban de una forma diferente, el manejo del agua, de las líneas de crédito para los productores, el manejo de los mercados locales e internacionales, y esa relación entre la producción y las políticas sociales del pequeño productor. Además, si no están todos los actores actuando de forma conjunta con FAO como líder mundial en estos temas y si no está involucrada la sociedad civil, las universidades, el sector privado, todos, el tema no se va a resolver.
¿Cómo está nuestro país en cuando a esa atención integral de los sistemas agroalimentarios?
Se va avanzando. En Centroamérica, nosotros estamos trabajando en la interacción de los ministros de agricultura y de medioambiente, estamos facilitando la centralización de la cooperación que es un punto fundamental.
¿Por qué se prevé una situación más complicada que antes?
Porque los números son muy duros, si nos referimos a nivel global. Según datos nuestros 828 millones de personas pasan hambre en el mundo y en América Latina son 56 millones. Si pensamos en los años pre covid-19, con estos datos de 2021 vamos a alcanzar un aumento del 30% de inseguridad alimentaria y con escenarios de inestabilidad desde el punto de vista alimenticio puede llegar hasta el 40%, no son cifras pequeñas. Por otro lado, está la contradicción dramática que tiene que ver con los escenarios de obesidad y sobrepeso que son igual de negativos. El 24% de la población adulta está con obesidad o sobrepeso y el 7.5% de los niños.
¿Qué tanto preocupa a FAO el fenómeno de El Niño que viene después de las crisis del covid-19, las tormentas ETA e Iota y los efectos de la guerra en Ucrania?
Que es una mezcla explosiva de tantos factores que antes no estaban planteados todos de esa manera. Los elementos son notablemente preocupantes y estamos tratando de tomar medidas de monitoreo, de preservación, de mecanismos de mitigación de búsqueda de otros escenarios de absorción de los impactos negativos, por eso hablamos tanto de líneas de crédito, de presupuestos nacionales etcétera porque está claro que no va a ser solo la cooperación internacional la que resolverá esto.
¿Qué tanto preocupa el Corredor Seco, donde cada año hay problemas de falta de alimentos?
Hay algunos escenarios emblemáticos. En América Latina, uno de ellos es el Corredor Seco, no resolver esto es un serio problema.
¿Y se puede resolver?
Sí. El tema es encontrar soluciones correctas y tener a todos los actores involucrados, que se generen escenarios sinérgicos y que se vea una dirección definida no solamente soluciones puntuales, que no se vean los proyectos por separado, sino que se tenga una visión abarcadora de la región. A nosotros —FAO— nos corresponde hacer nuestro trabajo con los bancos de desarrollo, el Banco Mundial, el BID, el BCIE. Todos quieren poner fondos, el tema es que no basta con eso, a veces el problema no es la falta de dinero, sino cómo se desarrollan —los planes—.
Históricamente se ha pensado que en una zona pobre habría que poner dinero, pero a veces las tierras son las peores y por lo tanto ese dinero no irá a ningún lado. De lo que se trata es tener la capacidad de desarrollar las áreas agrícolas, manejar el agua, etcétera, generar una forma conceptual estratégica y no solo puntual de ayuda.
¿Qué se necesita para resolver el problema de inseguridad alimentaria en el Corredor Seco?
Que los diferentes actores trabajen mancomunados, hay que generar sinergias, solos no podemos, y nosotros —FAO— tenemos una capacidad técnica inigualable y la confianza por ser la agencia líder en estos temas y esa parte tiene que ser bien aprovechada, pero después están los gobiernos que son los que tienen la llave de los presupuestos y luego los parlamentos que tienen que ponerse acuerdo en leyes que generen los marcos adecuados para dar las condiciones a los gobiernos y que estos tengan la voluntad de ejecución. Pero también, ante los cambios rápidos del conocimiento debemos tener universidades que sean capaces de profundizar en esos cambios, pero a veces hasta las universidades están atrasadas.
¿Qué prevé FAO con el conflicto Rusia-Ucrania en cuanto a la seguridad alimentaria?
Acá hay preguntas sin respuesta, lo que hay que tomar en cuenta es que, primero, nosotros importamos el 85% de fertilizantes para producir alimentos en la región, ese es un elemento negativo. Segundo, hay unos 20 países que son dependientes de la producción de cereales y la mayoría proviene de esa zona, eso también es negativo.
Hoy tenemos la duda de cuál va a ser el nivel de producción de Ucrania porque no sabemos cuáles tierras todavía están en condiciones de trabajar. Segundo, tampoco sabemos cuántos trabajadores y productores rurales se fueron cuando sus zonas fueron atacadas. Si vemos a Rusia, el país está intacto, pero el tema acá es cómo las sanciones permitirían la llegada de los alimentos a quienes lo necesitan.
Entonces en 2022 no teníamos dudas de que los niveles de producción estaban garantizados, ahora no estamos seguros de que los niveles de producción en 2023, en relación con las necesidades de la población, puedan estar garantizados porque son demasiados los factores dependientes. Al momento lo que tenemos que garantizar es mejorar el escenario alimentario que no es bueno, pero sobre todo encontrar las soluciones y en eso trabajamos.