DESDE GINEBRA

El mundo se seca

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Qué calor es, seguramente, la frase que más repetimos y escuchamos en estos días en que se acerca el verano. La sequía y la escasez de agua son problemas cada vez más graves que afectan a muchas partes del mundo. La falta de agua no solamente tiene un impacto en los humanos, sino también en los animales, las plantas y la tierra. Además, es el principal factor en la desertificación, que es un proceso de degradación ambiental que puede tener graves consecuencias para la vida en la Tierra.

' Qué calor es, seguramente, la frase que más repetimos y escuchamos en estos días.

Eduardo Sperisen-Yurt

Aunque la escasez de agua puede ser un fenómeno natural, en el cual una región experimenta una disminución significativa de las precipitaciones durante un período prolongado, el cambio climático está haciendo estragos en varias partes del mundo, por lo que es urgente diseñar políticas que promuevan el uso de tecnologías adaptadas a cada contexto y territorio, utilizando principios de circularidad y conservación, con el fin de proteger las fuentes hídricas naturales y mejorar las prácticas de uso responsable del agua entre todos los actores.

La amenaza es muy real. Según los especialistas en desertificación de las Naciones Unidas, dentro de solo 15 años la escasez de agua en lugares áridos y semiáridos podría desplazar a unos 700 millones de personas en el planeta, por lo que se deben hacer esfuerzos para encontrar soluciones basadas en la innovación e implementar medidas de adaptación y mitigación, como la gestión sostenible del agua, la promoción de prácticas agrícolas sostenibles y la implementación de sistemas de alerta temprana.

Se estima que más de dos mil millones de personas en todo el mundo padecen de escasez de agua, y el calentamiento global agravará el problema. Modelos climáticos y sistemas de alerta temprana intentan prevenir el desastre natural más destructivo, la sequía. El calentamiento global se ha convertido en el mejor aliado de este fenómeno, que se está incrementando. La falta de agua afecta ya a un 40 % de la población mundial, una cifra que podría superar el 60 % en 2050. Ante este pronóstico que hacen los expertos, es urgente identificar e impulsar las oportunidades para enfrentar este desafío.

Por otro lado, la desertificación, cuando la tierra se vuelve cada vez más seca y, como resultado de diversos factores climáticos y humanos, por la falta de agua, la vegetación desaparece. Para enfrentar estos fenómenos es importante abordar las causas subyacentes, tales como el cambio climático y la degradación ambiental.

Lo que se ha encontrado es que en la actualidad existen muchas políticas sectoriales que generalmente están descoordinadas o que muchas veces tienen objetivos incompatibles entre sí, y lo que se logra a veces es un bajo impacto. Otro punto muy importante es que hay una duplicación de esfuerzos y de recursos.

La escasez de agua, lamentablemente, es un fenómeno que se repite en todo el planeta. Son muchos los países que viven crisis hídricas como pocas veces antes en su historia y se enfrentan a un problema que tiene mucho que ver con el cambio climático, pero también con la falta de medidas para enfrentar el desafío.

Lo que estamos viviendo no es nuevo, hemos visto escasez de agua por lo menos desde hace dos décadas, pero cada vez son más extremas. Si en nuestra parte del mundo estamos experimentando fuertes sequías en los últimos años, imaginemos, entonces, cómo podrán vivir en otros lugares, donde habitualmente sufren por falta de acceso al agua de forma permanente.

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