IMAGEN ES PERCEPCIÓN
Ojo con las municipalidades
Es un secreto a voces que el dinero del crimen organizado y el narcotráfico ha logrado penetrar las diferentes agrupaciones políticas, principalmente financiando las alcaldías, con el fin de tener un control total sobre nuestro territorio y sus autoridades. Se supone que un alcalde debería velar por el desarrollo integral de su comunidad, para lo cual necesitaríamos líderes humanos, valientes, capaces de asumir el compromiso de cuidar a los vecinos de su jurisdicción. Especialmente contribuir en las áreas más sensibles y descuidadas de cada municipio, como lo es la salud, educación e infraestructura.
' ¿Está usted consciente de la importancia que tiene el puesto de alcalde para su comunidad? ¡No desperdicie su voto!
Brenda Sanchinelli
No olvidemos que con la extrema violencia que reina en todo el país sería muy operante que la protección y seguridad de las personas y sus propiedades fuera local, ya que ellos están obligados a garantizar la seguridad de sus habitantes. Sin embargo, son los propios vecinos quienes han tenido que amurallar sus colonias, y además pagar a empresas privadas por seguridad. ¡Qué ironía!, atribución que debería asumir el Estado y/o las alcaldías.
Necesitamos alcaldes comprometidos con sus distritos, que realicen una labor integral en cuanto a transporte, policía municipal de tránsito, tratamiento de aguas, drenajes, limpieza de las calles y áreas verdes. ¿Es mucho pedir? Cada municipalidad debe planificar para el futuro y tener una visión a largo plazo. Si estos funcionarios invirtieran correctamente los recursos que reciben, cumpliendo con su función a cabalidad, los municipios que dirigen serían verdaderos paraísos. Dinero sí hay, el problema es que cuando alguien saquea los fondos para enriquecerse ilícitamente, no hay recursos que alcancen.
Es necesario pasar de la administración pública tradicional guatemalteca (es decir la cleptocracia) a una gestión participativa local, involucrando a los vecinos en la toma de decisiones importantes, de manera democrática y dinámica.
Diferente a este escenario, aquí, cuando alguien toma posesión del palacio edilicio se apropia del puesto, creyéndose al final del día “el dueño y señor de su propio mundillo”, se transforman instantáneamente en divos, mostrándose herméticos y renuentes a transparentar los fondos que manejan. Al punto de que suelen exigir “la comisión” o el porcentaje de ganancia para cualquier proveedor de “su muni”. Las constructoras, jardinización, uniformes y otros proveedores con los que trabajan son incluso propiedad de ellos mismos o de parientes muy cercanos.
Por la misma razón, a pocos días de que usted elija a su nuevo alcalde, por favor, medite su voto. Es vergonzoso que la mayoría de estos funcionarios pretendan reelegirse cuando han hecho terribles gestiones. No han dado cuentas cabales de los fondos que han manejado a su gusto y antojo, se han apropiado indebidamente de bienes inmuebles, etcétera. La reelección de estos incompetentes solo propicia el enriquecimiento ilícito, tráfico de influencias y la superprepotencia de estos “parásitos”.
No queremos más alcaldes eternos que desbordan arrogancia, intransigencia y desprecio hacia los propios vecinos. El gran problema de estos funcionarios es que pierden la dirección de lo que significa ser un servidor público y se convierten en los dueños déspotas de lo que ellos consideran su propia finca.
Cada vez más han salido a luz escándalos de lavado de dinero, narcotráfico, crimen organizado y delitos que verdaderamente deben hacernos un llamado de atención sobre la importancia de los cargos ediles. Debemos observar antes de elegir a una persona su honorabilidad, trayectoria, idoneidad, liderazgo social, factores que deberían ser indispensables para optar a un cargo de esta naturaleza.