EDITORIAL

Sí apoyamos a alguien, al pueblo de Guatemala

Invariablemente, en cada proceso electoral, no solo de la era democrática, sino en todos los que se han efectuado a lo largo de las siete décadas de existencia de Prensa Libre, surgen señalamientos, lloriqueos e infundios por parte de dirigentes partidarios, caudillos o aspirantes a cargos públicos, que alegan supuesta parcialidad o favoritismo en la cobertura de cada evento, sobre todo cuando enfrentan circunstancias adversas.

La ciudadanía guatemalteca es la razón de ser de nuestra misión de servicio informativo. Su confianza, refrendada a diario, en cada edición, en cada noticia, constituye el mayor valor y por ende debemos retribuirlo con un trabajo independiente, honrado y digno. Esa es la consigna de nuestros fundadores, que se mantiene vigente y sometida a prueba cotidianamente. Trabajamos a diario por la ciudadanía y nos afanamos en escuchar, reflejar y publicar sus necesidades y sueños, los cuales cobran especial relevancia en época de elecciones.

Muchos políticos, sobre todo aquellos con improvisadas ínfulas mesiánicas, se arrogan la facultad de absolutizar acerca de lo bueno y lo malo, de urdir polarizaciones a conveniencia y de victimizarse a conveniencia, aunque tales estratagemas sean delatadas, ante la inteligencia ciudadana, por sus propias contradicciones discursivas, vacíos conceptuales, limbos ideológicos y extravíos éticos. Es más fácil culpar a la prensa que aceptar errores de juicio, decisiones equivocadas y fallos estratégicos. Es sintomático. La persona que es así durante la candidatura y llega a un cargo, tiene serio riesgo de caer en los mismos despotismos que critica desde la llanura o peores, sobre todo si se trata de ególatras que se creen autosuficientes, pero necesitan del voto de los más humildes, gracias a la democracia.

Por eso, en Prensa Libre, desde 1951 afirmamos con convicción: “Nos debemos a Guatemala y a los guatemaltecos”. Parafraseando aquel primer editorial, podemos seguir proclamando que salimos al escenario público sin favoritismos ni animadversiones, equidistantes de cualquier movimiento político y siempre atentos a verificar el legítimo ejercicio de las potestades conferidas a funcionarios públicos, ya sean electos o designados.

“A un periódico independiente como Prensa Libre lo que le preocupa y le interesa en ese debate electoral es la salvaguarda del derecho de un trato justo para todos los guatemaltecos, dentro del marco de la democracia. No nos interesan las personas, sino los programas. Por eso es que ratificamos aquí, conjuntamente para que no quede vestigio de duda, que no tomaremos partido, que no apoyaremos candidato alguno, que mantendremos la objetividad y la imparcialidad informativa y de opinión a cualquier costo, al máximo de nuestras capacidades”, reza el editorial del 13 de noviembre de 1962, que constituye un constante recordatorio de ideal de servicio veraz a nuestros lectores y audiencias en procesos electorales.

Respetamos la institucionalidad y abogamos por la prevalencia del estado de Derecho, sobre todo la libertad de expresión, incluyendo la de detractores, que a lo largo de la historia del país han quedado en evidencia, a veces por sus mismas imprudencias. Como profesionales del periodismo, mantenemos siempre muy en alto el sueño de una Guatemala mejor, con desarrollo y vida digna para sus habitantes. Es lo que buscamos, reclamamos y exigimos a diario. Por eso podemos afirmar con claridad que en cada período electoral apoyamos a alguien que sí puede cambiar el futuro de la patria: al noble pueblo de Guatemala.

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