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Por qué la cooperación hacia Guatemala ha bajado en los últimos años
Del trienio 2013-2015 al de 2019-2021 la ayuda no reembolsable disminuyó 64 por ciento; Taiwán sigue como el país más generoso.
Un programa en San Marcos, apoyado por la comunidad internacional. (Foto: ONU Guatemala)
La cooperación no reembolsable hacia Guatemala ha disminuido en los últimos años, de acuerdo con los registros de la Secretaría General de Planificación y Programación de la Presidencia (Segeplan), que atribuye dicha baja a que el país es considerado desde el 2017 como una nación de renta media-alta por parte del Banco Mundial.
No obstante, analistas creen que la disminución también puede obedecer a otros factores como la redefinición de las prioridades de los cooperantes en el mundo, los escasos resultados que ha dado la ayuda en Guatemala, hasta el trato que los últimos gobiernos han dado a quienes cooperan, empujado por una agenda nacionalista orientadas a la defensa la soberanía y la no injerencia extranjera en asuntos internos.
El Informe de Cooperación Internacional 2019-2021 de Segeplan da cuenta de que los aportes no reembolsables disminuyeron 64 por ciento en esos tres años, en comparación con el trienio 2013-2015. El monto suscrito pasó de US$362.5 millones a US$127.2 millones.
En 10 años, Taiwán —con quien Guatemala es de los pocos países en el mundo con los que todavía mantiene relaciones diplomáticas— ha sido el cooperante que más recursos ha donado a Guatemala, US$89.6 millones; le siguen, la Unión Europea, US$86.9 millones; EE. UU., US$73.39; Alemania, US$53.59; y el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, con US$48.79 millones.
Según el reporte de cooperación de Segeplan, la clasificación de Guatemala como país de renta media “ha significado una reducción en los fondos de cooperación recibidos por el país en la última década”, puesto que este es el “principal parámetro internacional que determina el acceso a la ayuda”.
La semana pasada, durante la presentación del informe de cooperación de la oficina de Naciones Unidas en Guatemala, la secretaria de Segeplan, Keila Gramajo, señaló que las naciones desarrolladas han pasado de un discurso de “ayuda para el desarrollo, a financiamiento para el desarrollo”.
Al mismo tiempo pidió al coordinador de la ONU en Guatemala que alce la voz para transmitir el mensaje de que “Guatemala todavía necesita el financiamiento para el desarrollo para poder cumplir con la agenda 2030”.
Razones
Sin embargo, analistas dudan de que los países cooperantes atiendan el llamado de la funcionaria guatemalteca.
Dicen que, si bien es cierto, una mejor clasificación de la renta del país puede cambiar la orientación de la cooperación, no es el único factor.
Desde la firma de los Acuerdos de Paz, en 1996, y en los siguientes tres quinquenios la cooperación fue muy amplia, pero esta tiene plazos y después de casi 30 años de ese acontecimiento es lógico que empiece a mermar, explicó Pablo Rangel, internacionalista y profesor universitario.
Además, el discurso pro soberanía, la hostilidad hacia algunos cooperantes y la “persecución frontal en contra de estas instancia internacionales”, contribuyen a ese alejamiento, añadió el analista. Como ejemplo puso la petición del retiro del embajador de Suecia, Anders Kompass, en mayo de 2018, por supuestas declaraciones ofensivas en contra del país.
Ya en 2016 la Embajada de Noruega en había cerrado al argumentar “prioridades políticas y condiciones presupuestarias”. Ambos países eran de los principales cooperantes de la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala (Cicig).
Rangel considera que otro factor que puede desmotivar a los donantes es el desmantelamiento de la Cicig y lo que se percibe como una “revancha en contra de quienes la apoyaron”. “Se percibe que no hay transparencia, sino más bien hay persecución política”, apuntó.
A consideración de Luis Padilla, exvicecanciller y exembajador de Guatemala en varios países, tanto la ONU como los países cooperantes están “disgustados con Guatemala”, entre otros factores porque se pretendió perseguir penalmente al exjefe de la Cicig, Iván Velásquez, cuando la Convención de Viena de 1961 dice que todo funcionario de la ONU tiene inmunidad diplomática.
“Los hemos ofendido, cómo pretenden que nos envíen la misma cantidad de cooperación”, argumentó Padilla.
“Ha habido actos de profunda falta de tacto diplomático, con los países escandinavos, por ejemplo, pero también han aumentado las violaciones de derechos humanos y los ataques a periodistas. Eso no le gusta a la gente de la comunidad internacional y disminuyen los fondos, es lógico”, precisó.
Confrontación sigue
Las tensiones con la comunidad internacional no se detuvieron con Alejandro Giammattei quien durante su gestión ha cuestionado en varias ocasiones a EE. UU. por supuestos actos de injerencia en asuntos internos. En mayo del año pasado, la Fundación Heritage publicó una entrevista con el mandatario guatemalteco quien le habría asegurado que estaba por pedirle a Usaid —Agencia de EE. UU. para el Desarrollo Internacional” que abandonara el país por promover el “indigenismo”.
Karin Slowing, exsecretaria de Segeplan, dijo que la disminución de ayuda puede obedecer a la mayor renta per cápita que tiene Guatemala, pero lamentó que estos indicadores macroeconómicos no se reflejen en la reducción de la desigualdad.
“Un país con ingreso medio alto significa que debería ser capaz de cubrir con su gasto fiscal las necesidades de la población —entonces— los cooperantes sacan a Guatemala de su lista de prioridades”. Pero más allá de eso, agregó, “la realidad es muy distinta y la calidad de vida en el país se ha deteriorado”.
Slowing coincidió en que “la gran decepción” de que Guatemala no haya sido capaz de implementar la agenda de la paz ha alejado a los donantes. “Metieron tanto dinero y al ver que no cuajó y más bien ha habido un rechazo de actores de élite y del Gobierno resistiéndose al apoyo tratándolos mal, pues se han ido con su dinero a otra parte”, enfatizó.
No obstante, añadió que hay otros factores que pueden incidir en la disminución de la cooperación como las condiciones geopolíticas que enfrenta Europa y los retos que también existen en África y otras partes del mundo.
Los analistas concluyen en que el comportamiento de la cooperación puede depender del resultado de las próximas elecciones, pero si las condiciones políticas siguen como hasta ahora la cooperación inexorablemente se reducirá todavía más.