CATALEJO
Atrasos solo permiten comentar estas dolorosas y extrañas elecciones
Las elecciones, por fin, fueron realizadas en medio de la desconfianza de los ciudadanos, derivada de la cantidad exorbitante de candidatos, la mayoría de ellos sin la menor posibilidad de ganar más de uno o dos por ciento de los sufragios. Los guatemaltecos se vieron obligados a soportar propaganda verdaderamente de mal gusto, con insultos y mentiras, y al mismo tiempo se molestaron al ver las acciones de casi todos ellos. El populismo se convirtió en el arma preferida junto con la presencia a todas luces de grupos de clanes políticos, algunos existentes desde hace tiempo. Por eso este artículo recoge algunas ideas de cómo se desarrolló, para dejar para cuando los datos sean oficiales los análisis y predicciones.
' Los candidatos, en general, se dedicaron a atacar a los comentaristas y periodistas cuyos criterios e informaciones, respectivamente, no les agradan ni les convienen para la búsqueda de sus logros.
Mario Antonio Sandoval
La principal razón de la desconfianza en las elecciones de ayer es la serie de acciones como la compra de un sistema de conteo causante de sospecha, la confidencialidad de los conteos, las presiones contra la labor periodística de cobertura, sobre todo después del cierre de las urnas, cuando los resultados comenzaban a salir. Todo contribuyó a la nerviosidad e intranquilidad de los guatemaltecos, al no poder calificarlas de “alegres elecciones”, sino como amargas y dolorosas, demostrado por la serie de elecciones suspendidas por actos de violencia. Los peores fueron haber lanzado cocteles molotov, pues aunque no causaron daños personales, fueron acciones terroristas nunca antes ocurridas en una elección. Sin duda será motivo de informaciones internacionales.
Estas elecciones dieron varias nuevas características a los votantes. 1) Comenzar a entender la verdadera importancia del Congreso y la necesidad de saber quiénes lo integran y cómo funciona. 2) Darse cuenta de la dificultad, casi imposibilidad de quien es presidente para gobernar sin una bancada afín. 3) Observar la inconveniencia de mezclar religión con la política, así como de la ilegalidad de las candidaturas de autoridades religiosas en las instituciones del Estado laico. 3) La urgencia de hacer cambios a la ley electoral, a las condiciones para crear partidos y a limitar el número de ocasiones posibles para presentarse como candidatos. 4) A poner normas y castigos a causa del lenguaje y el tipo de mensajes, así como la vestimenta de quienes son aspirantes.
El Tribunal Supremo Electoral provocó, hasta el último momento, nerviosismo entre los ciudadanos y los hombres y mujeres de prensa. La noche del sábado no se sabía si los reporteros podrían recibir sus identificaciones. Se habló de una posible disminución del amperaje del único espacio de 6×4 metros, otorgado para las transmisiones de cada uno de los canales de televisión y de las estaciones de radios y prensa escrita y agencias internacionales, cuyo efecto fue reducir la cantidad de equipos, por lo cual las transmisiones no fueron lo suficientemente iluminadas y los entrevistados en vivo no tuvieron comodidad. Según dijo uno de los magistrados, la transmisión de datos no estaba perfectamente bien y agregó: “Ojalá esté lista para mañana”. Nunca había ocurrido antes, por supuesto.
Al respecto del Congreso, entender su importancia explica muchos de los problemas del país. Es muy difícil entender la igualdad de los tres poderes del Estado -Ejecutivo, Legislativo y Judicial— con importancia similar, y ver a la presidencia como jefatura de un poder estatal, no un reino. Esto es difícil con un sistema presidencialista en un país donde la población, a causa de la gran cantidad de dictaduras personales de la historia nacional –Carrera, Barrios, Cabrera, Ubico— quienes tuvieron decisiones valiosas, y también las castrenses –Arana, Laugerud, Lucas, Ríos Montt— han dejado durante generaciones esa idea del monarquismo presidencial, añorado por muchos ciudadanos y prometido por los candidatos en elecciones con aspirantes civiles.
Un tema imposible de dejar a un lado es la cobertura noticiosa internacional, mayor a la de otras ocasiones. Los principales periódicos del mundo —New York Times, El País de España, la prensa inglesa— publicaron varios artículos sobre el comportamiento del actual gobierno, con especial énfasis en la influencia presidencial en los organismos de Estado y en la persecución y exilio de funcionarios, abogados, periodistas, líderes sociales. Dentro de Guatemala existen personas y grupos dedicados a criticar y descalificar a quienes critican. Destacan los casos de los candidatos expulsados de la carrera, de la prensa independiente y crítica. El caso de Jose Rubén Zamora, por ejemplo, se convirtió en un tiro por la culata a consecuencia de la torpe manera oficial de actuar.
Los candidatos, en general, se dedicaron a atacar a los comentaristas y periodistas cuyos criterios e informaciones, respectivamente, no les agradan ni les convienen para la búsqueda de sus logros. Sin embargo, y en un súbito cambio de 180 grados, los ocupantes de lugares altos se dedicaron ayer a alabar a la prensa y a solicitar su colaboración para ayudarlos a hacer realidad sus promesas, muchas de ellas imposibles. Esto demuestra una vez más la falsedad de sus palabras con la diferencia de fracasar en esto, precisamente en el conocimiento tecnológico ya mencionado. La separación entre los grupos etarios es cada vez más grande y por ello la participación juvenil tiene en sus manos la capacidad de lograr los cambios urgentes a causa de la repetida manera antigua de actuar.
En el campo interno, el cambio más importante fue descubrir la fuerza del voto nulo, por ser una demostración de participar con el único fin de dar una muestra clara de rechazo, aunque no se conocen las cifras. En esta primera ocasión de ser el voto nulo una forma de demostrar esa arma, dirigida contra el Parlacén, rechazado por una mayoría consciente y apoyado por ignorancia de su significado. Aún no se sabe cuál es el destino de esta entidad inútil, como tampoco se puede conocer el resultado de la elección presidencial y de la integración del Congreso. A las 10 de la noche los resultados eran sorprendentes: Torres, 14,66; Arévalo, Conde, Viva, Ríos y Mulet, los cuales causan sorpresa, así como el voto nulo de 17%, ya mayoritario en ese momento.
Al momento de escribir este artículo, aún no se han podido conocer los porcentajes de participación y de ausentismo, sobre todo en el porcentaje mayor de la población: de los ciudadanos entre 18 y 30 años son muchas las razones de su falta de entusiasmo. En mis conversaciones con los jóvenes adultos de ese grupo, y sin constituir una encuesta pero sí un sondeo, me llama la atención su conocimiento y rechazo de la manera cómo los politiqueros guatemaltecos, sin importar si son hombres o mujeres, ni su grupo etario, rechazan en un buen número a las mafias, a los clanes y a los negociantes y corruptos. Les hace falta, eso sí, el ánimo de actuar porque sus padres y sus abuelos en su mayoría rechazan el involucramiento de este grupo.
Por aparte, he visto interés por lograr el cambio entre los adolescentes de la etapa educativa de la secundaria. En mi tiempo, el rechazo existía, pero se basaba en la realidad de la Guerra Fría, causante de los largos años de conflicto armado interno y de la muerte de miles de ciudadanos, cuyas vidas se perdieron inútilmente y sin importar el signo ideológico de sus preferencias. Ha pasado una cantidad de años equivalente a varias veces su edad y ello explica por qué no adquieren posiciones rígidas pero sí abrazadas las referentes a temas sociales muy serios, como la corrupción. Tienen esa posición como consecuencia directa de su conexión con los medios instantáneos de comunicación y de información. La diferencia con el resto de la población es abrumadora.
Los jóvenes pueden descubrir a los cobardes netcenteros y ser inmunes a los mensajes mentirosos, o falsos y anónimos. Pueden salir inmunes si se interesan por conocer quién financia a politiqueros, oenegés y demás, donde desde ahora se peleará la batalla política con el uso de esos mercenarios de los mensajes y de la pluma y la tecnología, útil para sus propósitos de publicar mentiras y exageraciones a la sombra del anonimato, cobarde por definición. Es indudable el efecto inmediato de esta guerra de falsedades, pero se puede lograr mucho si cada joven responsable convence a dos o tres amigos indecisos a salir a votar, porque las acciones individuales pueden mover montañas. Para eliminar a quienes actúan mal es indispensable participar, pero desde el principio decidir a quién de los candidatos se debe derrotar.
En resumen, estas elecciones fueron didácticas, en medio de sus serios problemas, en especial en la sobrepoblación de candidatos y las actitudes de ellos.