CON OTRA MIRADA

Querido colega y amigo se adelantó

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Al entrar a la Facultad de Arquitectura, en 1968, junto al grupo de más de 30 peludos llegados de Estudios Generales de la Usac, conocí a Roberto, a quienes estaban por graduarse, algunos recién graduados y otros cuya reputación era proverbial. Nuestra presencia fue notoria, pues aquella pequeña escuela debió tener no más de 225 estudiantes. El ambiente era amigable. Con el paso del tiempo nos conocimos y llegamos a crear lazos perdurables, incluidos los connotados fundadores y profesores.

El trato era cordial, elegante y, aunque prevalecía la jerarquía, la camaradería fue general. Los proyectos eran expuestos en paneles dentro del pequeño recinto de la biblioteca, en donde permanecían hasta después de ser calificados; todos teníamos acceso a ver el trabajo de los demás y conocer las observaciones de los catedráticos hechas sobre los cartones con crayón rojo… de donde se derivaban críticas y comentarios que enriquecieron nuestra formación.

Algunos catedráticos alternaban su labor docente con el ejercicio profesional en oficinas públicas y privadas. Era evidente la importancia que la municipalidad capitalina y la Dirección General de Obras Públicas daban a sus unidades de planificación, en donde muchos estudiantes fueron dibujantes, al tiempo que complementaron su formación técnica y profesional.

Durante sus estudios, Roberto Calderón Velásquez colaboró con varios arquitectos en oficinas privadas, aunque su desempeño profesional destacó en la Dirección General de Obras Públicas y, más tarde, en la docencia universitaria. Excelente dibujante técnico y artístico, pues fue de las promociones cuyo plan de estudios tuvo una sustancial carga en pintura y modelado y, como complemento, “rascaba” la guitarra y cantaba muy bien.

' Su desempeño profesional destacó en la Dirección General de Obras Públicas y, más tarde, en la docencia.

José María Magaña Juárez

Trabé contacto con él por su vínculo con uno de los fundadores de nuestra facultad, Roberto Aycinena, con quien, además de ser su alumno, compartió labores en Obras Públicas. El punto de encuentro fue un proyecto que lamentablemente no tuvo seguimiento ni realización, pese a su importancia para la ahora caótica e insufrible ciudad de Guatemala, cuyo objetivo fue contribuir a la salud social de la familia, ofreciendo a las grandes mayorías acceso a la cultura y a la recreación: el Parque Metropolitano La Aurora. Propuesta concebida en la unidad de planificación de O.P. que, luego de trámites y gestiones, en 1975 se concretó. Con financiamiento de Usaid y apoyo de la Secretearía de Planificación Económica, durante la presidencia del general Kjell Eugenio Laugerud García, ingeniero Ricardo Arguedas Martínez, ministro de Comunicaciones y Obras Públicas e ingeniero Arturo Samayoa Suay, director general de O.P., fue creada la Unidad Planificadora Parque Metropolitano La Aurora, y Roberto Calderón nombrado director; entre otros, Roberto Aycinena, asesor.

Por la relación con Aycinena durante mi gestión en La Antigua Guatemala, conocí el proyecto y a lo largo de una bella amistad con ambos lo hice mío. El 10En1986 solicité al jefe de Estado su apoyo para que el proyecto fuera retomado, gestión que progresó al punto de que todas las instancias gubernamentales consultadas la avalaron. El gobierno que asumió el 14En1986 le dio seguimiento. El 28Sept86 los autores se reunieron con el presidente Vinicio Cerezo y el alcalde Álvaro Arzú, quienes se interesaron, lo aplaudieron, pero de ahí no pasó.

Mi vínculo con Roberto creció y desarrolló. Fueron infinitas inquietudes en común que desmenuzamos en cada encuentro, deliciosa tarea que nos enriqueció como colegas y amigos. De ahí, mi pesar por su inesperada partida el pasado lunes 24.

Va mi solidaridad con las Pilar, esposa, hija y nieta; Grissel Marí y Gerardo.

Descansa en paz, querido amigo.

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