Es frecuente que la formación en especialización y actualización del profesorado, particularmente en la enseñanza del inglés, se incluya de manera tardía en las reformas educativas. Esto significa un retraso, porque antes de usar de manera efectiva nuevas metodologías y herramientas de enseñanza, deben tener una formación sólida. Aparte de que los sistemas educativos tienen que pasar de la memorización a la comunicación y enfocarse en adquirir nuevo lenguaje en este caso.
Existe un consenso entre las fuentes consultadas —incluidos los sectores que contratan personal bilingüe— de que la mayoría de las personas que salen al mundo laboral, o a desarrollarse profesionalmente, se ven en la necesidad de volver a tomar cursos de actualización con esa finalidad. Ante esa situación, es necesaria una acreditación de la calidad de la enseñanza, así como llevar un censo de la población hablante del idioma y su nivel de dominio debidamente certificada, de acuerdo con fuentes consultadas.
Aprendizaje tardío y con problema gramatical
Uno de los retrasos que observan actores vinculados a este tema, con respecto a la calidad y el nivel del dominio del inglés, es que la enseñanza básica se enfoca en el problema gramatical, en lugar de enfocarse en la forma en que se adquiere conocimiento naturalmente.
Aparte de que, la enseñanza de este idioma, se ha incluido tarde, en una edad que a las personas les cuesta adaptarse más a un acento. “Trabajar en esto a temprana edad, debería de ser un enfoque para la formación, tanto en el hogar como en la academia”, explica Eduardo Castillo, presidente de la Comisión de industria de Contac Center & BPO, de la Asociación Guatemalteca de Exportadores (Agexport).
De acuerdo con este sector que emplea a más de 43 mil personas hablantes de este idioma, los clientes demandan un mejor nivel del dominio de inglés como lo es el B2. Un nivel con el cual Guatemala tiene la capacidad de atraer inversión extranjera, pero tiene que competir con otros países para que estas empresas que buscan establecerse, lo hagan en el país.
De acuerdo con monitoreo del EF EPI, que mide la calidad del dominio del idioma en el mundo, con base en los parámetros del Marco Común Europeo de Referencia (MCER); de 111 países monitoreados en 2022, 13 tienen un nivel muy alto de competencia (C2); 18 están en alta capacidad (C1); 29 con un dominio moderado, entre los cuales se encuentra Guatemala con el puesto número 58.
“Los indicadores demuestran que hay un aumento progresivo del nivel de inglés a en el mundo, y Guatemala no ha sido la excepción. Sin embargo, seguimos teniendo un déficit grande, algo que se evidencia en la dificultad de cubrir puestos de empleo”, indica Héctor Alvarado, director académico del Instituto Guatemalteco Americano (IGA).
Culturalmente se tiene la idea que, al incluir el idioma como parte de la enseñanza, se está yendo en contra de preservar las lenguas nativas mayas. Cuando la facilidad de vocalizar esas diversas lenguas, facilita su aprendizaje.
¿Aprender el método “al revés”?
Históricamente, la enseñanza de inglés se ha basado en la teoría y la escritura. Para que su aprendizaje sea efectivo, se necesita aprenderlo al revés, como aprendemos a comunicarnos desde que nacemos; escuchar, hablar, leer y escribir, pues regularmente uno aprende a leer antes que a escribir. Esa es la metodología con la que se debe enseñar un lenguaje, como se hace en el programa, Finishing School, de la Asociación Guatemalteca de Exportadores, (Agexport). “Con los métodos tradicionales mucha gente se pone a estudiar por mucho tiempo y no siempre se aprende bien”, explica Ninoshka Linde, experta en desarrollo de Centro de Contacto y sector de Tercerización de Procesos de Negocio, una de las impulsoras de dicho programa.
“Hemos fallado en la forma de enseñar inglés y en cómo lo hemos estado practicando”. Eduardo Castillo, Presidente de la industria de Contac Center & BPO.
Aparte de la falta de maestros, que es otra situación a solucionar, oficialmente, no hay forma de institucionalizar un nivel de conocimiento y dominio de estos idiomas. “Falta visión por parte del Estado en cuanto al beneficio que significa para el futuro el impulsar la calidad de inglés en los ciclos de enseñanza”, asegura Castillo.
Acreditarse o no
El perfeccionamiento es una carrera grande. Si una persona empieza desde cero, en un año y medio a dos años llega al nivel de perfeccionamiento constante con clases diarias de lunes a viernes. Pero si las personas no tienen esa constancia, sino solo quieren llegar a un nivel para ganar un examen, se quedan con un B1 o un B2, que son quienes no completan ese periodo de perfeccionamiento. Esa brecha está entre 70% contra un 30%, en la experiencia de la Academia Europea.
En Guatemala existen diferentes tipos de certificaciones, pero no es común que las personas busquen obtenerla. Se convierten en necesarias para quienes buscan optar por un trabajo mejor remunerado, generalmente fuera del país, considerando que localmente no siempre la oferta laboral es atractiva para invertir en adquirirla.
“Muchas personas ya están establecidas con un salario, con un tipo de trabajo, por lo que no hay una mentalidad que realmente los motive a decir esto es algo que tengo que finalizar también para tener algún beneficio en algún área”, comenta Alex Rodríguez, director Ejecutivo de la Academia Europea.
En cuanto a las acreditaciones, en Guatemala es un área no muy trabajada, sobre todo en lo relacionado con la enseñanza en otros idiomas. Sin embargo, hay acreditaciones internacionales que son brindadas en el país por universidades como la Rafael Landívar, por academias como el IGA. En el caso de la Academia Europea, la mayoría de los profesores son internacionales, por lo que cuentan con certificaciones que no son plenamente guatemaltecas.
“Es un tema que concierne al Ministerio de Educación, sin embargo, también es responsabilidad directamente de la institución que provee el servicio. El tener profesores capacitados por lo que la responsabilidad también cae sobre las instituciones privadas”, subraya Rodríguez.
“Realizar alianzas con organizaciones internacionales como Nat Geo que provee herramientas útiles en el aprendizaje para niños”. Alex Rodríguez, Director Ejecutivo de la Academia Europea Guatemala
Una de las instituciones que certifica el nivel de aprendizaje de los estudiantes y que cuenta con 422 instructores en idioma inglés certificados, es el Instituto Técnico de Capacitación y Productividad (Intecap). Sin embargo, admite que la demanda de maestros de inglés en el país, es mucho mayor.
“Nosotros utilizamos varias plataformas para certificar el nivel de aprendizaje de los estudiantes, basadas en el MCER, como cualquier certificación de reconocimiento internacional. Dicho esto, las universidades pueden otorgar una certificación válida, como también la plataforma de enseñanza en línea, Open English, pues todas se basan en este marco de certificación”, asegura Dennis Rodas, director Gerente de la institución.
El MCER se divide en seis niveles, A1 y A2 es el más básico; B1 y B2 un intermedio y, C1 y C2, los óptimos, parecidos a un hablante nativo del idioma, donde la gente se puede especializar en inglés para negocios, académico o en general.
Las licencias de certificación, no tienen mayor demanda por lo regular, porque tienen un precio que viene ser un costo más. De acuerdo con los entrevistados, en promedio, una certificación anda por los US$2,000.
Mineduc: “Sí se certifican programas y se forma a profesores”.
Carmelina Espantzay Serech, viceministra de Educación Bilingüe e Intercultural, defiende que en Guatemala existen las siguientes acreditaciones: Cambridge, TOEFL, TOEIC y ELASH.
“Debido a la importancia de la educación bilingüe (español-inglés), el Ministerio de Educación certifica a los estudiantes y docentes que alcanzan un nivel del Marco Común Europeo de Referencia de las Lenguas (MCER) a través de sus diferentes programas de becas” indica la funcionaria.
Sobre la calidad docente, Espantzay argumenta que los docentes contratados “están formados en su área de especialidad y reciben capacitaciones adicionales, tanto en el dominio del idioma inglés como las estrategias de enseñanza con sus estudiantes”. Añade que “una acreditación internacional es válida en cualquier parte del mundo y permite aplicar a un empleo o realizar estudios en el extranjero donde se requiere el idioma inglés”.
En Guatemala “se utiliza el Marco Común Europeo de Referencia de las Lenguas (MCER). Este marco mide las 4 habilidades lingüísticas (escritura, lectura, comprensión auditiva y expresión oral) que una persona debe dominar para ser competente lingüísticamente en un idioma. El MCER tiene seis niveles: (AO: Principiante, A1-A2: Básico, A2-B2: Pre-intermedio, B1: Intermedio, B2: Intermedio-Alto, C1-C2: Avanzado). Los exámenes con acreditación internacional que más se utilizan son: TOEFL, TOEIC y Elash”.
La tarea pendiente
Institucionalizar un proceso de acreditación y certificación, al cual, estén adheridas las empresas que certifican con base a la referencia del MCER. Registrar en la base de datos el nivel de inglés y las competencias en el idioma que cada persona certificada tenga, es preciso. De esa manera las empresas pueden obtener de primera mano, cuál es el talento existente con el nivel de conocimiento del idioma en el país y, de la misma manera, dichos talentos también podrán tener a la vista, la oferta de empleo que las empresas registradas también realizan. Es un modelo que países como Colombia y República Dominicana, ya han implementado.
“Esto es útil para atraer inversión extranjera, pues uno de los requerimientos de las empresas que trabajan con hablantes de inglés es, si se cuenta con determinada población con cierto nivel de inglés, algo que le cuesta a Guatemala porque no cuenta con eso”, refiere Linde.