Gritos, porras, sudor, contactos fuertes, reclamos al árbitro y mucha pasión. Por un momento olvidaron el duro y peligroso camino que han vivido para llegar desde Centroamérica hasta esta frontera con Estados Unidos, y se sintieron protagonistas de un mundial migrante.
“Es un torneo de personas migrantes representando a ocho países (…). Es una de tantas actividades que estamos buscando de integración entre la población migrante y la población local”, dijo Santiago González, director de un albergue municipal.
González explicó que los migrantes estuvieron contentos de participar, aunque para completar la selección de países que no tienen mucha tradición de futbol como Cuba se tuvo que llamar a jugadores de otras nacionalidades.
Para varios de los migrantes varados en la ciudad fronteriza, el torneo fue una forma de distraerse mientras esperan una cita para poder pedir asilo en Estados Unidos.
“Salir de la rutina”
“Me gusta mucho el futbol (…), igual uno se sale de la rutina y se distrae un poco la mente por tanto encierro, tanto estrés de la cita”, dijo por su parte José Alejandro Colina, venezolano de 26 años.
“Con fe en Dios que nos den la cita pronto para poder pasar”, añadió Colina, quien tiene ya familiares esperándolo en Estados Unidos.
Su compatriota Joiner Uribe, de 25 años, opinó también que el torneo es una forma de distraerse mientras esperan poder cruzar a Estados Unidos.
“Para nosotros es salir de la rutina para hacer deporte, el encierro causa fatiga mental”, dijo.
“Vamos por el sueño americano, ya tenemos un mes larguito en esta travesía”, agregó.
El Instituto del Deporte de Ciudad Juárez facilitó el campo de futbol, los uniformes, así como el trofeo y el servicio médico.
Antes del torneo, la selección de Colombia realizó una oración. Y a Alejandro Matos, jugador venezolano de 18 años, hubo que cortarle un pantalón porque no tenía pantaloncillos para poder jugar.
El mejor equipo de cada uno de los dos grupos pasó directo a la final. El himno de Venezuela fue coreado a capela cuando el país se metió a la final contra Guatemala. También hubo porras y rechiflas contra su actual Gobierno.
“La idea de esto es unión, jugar en equipo, si el equipo tiene un error entre todos trata de remediarlo, si alguien comete un error darle ánimos y levantarlo entonces, eso une a las personas, diferentemente de que vengamos de Honduras, Guatemala, Venezuela, todos pertenecemos a un equipo y entre todos nos ayudamos”, refirió Luis Armando Morales, que salió de su Venezuela hace tres meses.
El torneo se saldó con la victoria de Venezuela, que venció en ronda de penaltis a su similar de Guatemala para festejar después con una copa como si fuera la Copa América real.
Tras un marcador de 0-0 en tiempo regular, Venezuela venció a Guatemala 3-0 en penales. La pasión se desbordó sin llegar los golpes.
El venezolano Diego Rafael Pérez se ganó a pulso el título de jugador más valioso del torneo al bloquear todos los penales de Guatemala. Los venezolanos no fallaron ni uno solo, lo que los llevó a la victoria. El festejo fue inmediato y escandaloso, con saltos al unísono mientras recibían la copa.
“Esto es felicidad mi hermano, es casi como cruzar la frontera”, manifestó un venezolano entre la celebración.
A finales de marzo pasado, un incendio en un centro de detención de migrantes de Ciudad Juárez se cobró la vida de 39 personas.