¿En qué consiste lo espiritual y qué implica su práctica? A decir de Victoriano Castillo, jesuita y director de la Asociación Qajb’al Q’ij para la Educación Intercultural y el Desarrollo, la espiritualidad es todo aquello que da sentido a la existencia y que a la vez es muy íntimo en las personas, por lo que implica una escucha silenciosa para atender el interior.
Tratándose de un concepto que abarca reflexiones de la parte emocional e intelectual de las personas, la espiritualidad puede asociarse con la experiencia psicológica. Sin embargo, aunque estos dos puntos de vista se rozan, no siempre son lo mismo.
Para comprender mejor estas dos formas de conexión, el psicólogo especialista en energías Juan Carlos Zetina comparte una diferenciación entre los conceptos: “Mientras que la psicología estudia la mente, las emociones y las conductas, la espiritualidad consiste en una forma abierta de conectar con algo más profundo, abierto y que va más allá de lo tangible“.
Zetina agrega que la experiencia espiritual tiene que ver con una visión amplia que puede sintonizarse con las fuerzas del mundo como la naturaleza, el cosmos y los elementos que dan forma a la vida.
Además de su diferenciación con la psicología, la espiritualidad también puede matizarse a través de la religiosidad, la cual, según apunta Zetina “da diferentes experiencias con un formato establecido”.
A través de las formas dogmáticas de la religión se pueden establecer maneras específicas de acercarse a una experiencia total o absoluta de la espiritualidad, como ocurre con la idea de Dios en la tradición judeocristiana.
Para Cristabel Ramírez, también psicóloga, el diálogo espiritual consiste en un “encuentro interpersonal que compromete al ser humano con Dios o un ser superior, con los otros y con el cosmos”.
Asimismo, la especialista comenta que adentrarse en la espiritualidad propone un cambio en la vida existencial y por lo tanto, se trata de una transformación permanente.
Ante la importancia alrededor de la trascendencia, Victoriano Castillo asegura: “La espiritualidad no es una opción y no tiene una autoridad encima”.
Cómo conectarse con la espiritualidad
El psicólogo Juan Carlos Zetina comenta que una de las formas más sencillas de conectar con la espiritualidad puede ser la relajación. “Casi después de eso, las personas podemos ir entrando en lo que muchos llaman un estado de presencia. Ese silencio interior significa que estamos a gusto con nosotros mismos y que estamos en el presente”, comenta Zetina.
Además de permitir una ruta más profunda hacia el interior, la relajación fomenta una expansión del espíritu así como muestra capacidad para encontrar soluciones.
El contacto con la naturaleza es otra de las recomendaciones para tener más cercanía con la espiritualidad. Caminar, descansar sobre la grama, ver el cielo, los astros o contemplar solo lo que existe engloba “actos tan sencillos que pueden llevar a la grandeza“, comparte Zetina.
El psicólogo añade que las prácticas espirituales y físicas pueden ser opciones genuinas para canalizar energía. Algunas técnicas de meditación e incluso ejercicios como el yoga o el Reiki pueden ayudar a que las personas exploren diferentes caminos.
Otra sugerencia para alcanzar caminos espirituales consiste en pedir la intervención de un guía espiritual que pueda ayudar en los deberes y metas cotidianas. “Las personas podrían pedirle a los seres en los que crean, como los guías, que les apoyen en las áreas que más necesitan. Con esto, estamos dando permiso a un poder espiritual, lo cual es muy potente“, comparte Juan Carlos Zetina.
Otra forma de lograr esto es a través del cuidado de la vida propia. El psicólogo comenta que el hecho de respetar la alimentación, el cuerpo, el descanso y el auto cuidado es una forma espiritual. “Respetarnos es parte de respetar la creación”, sostiene.
Otras formas de considerar la espiritualidad
Según apunta Cristabel Ramírez, nuestra misma humanidad nos llevará a buscar una conexión con el alma. La especialista agrega que, cuando somos espirituales, aprendemos a conectar con todo.
“El ser espiritual pero no religioso es un compromiso entre ambos lados de nuestra naturaleza: nuestro deseo de Dios (o algo superior) y el de ser nosotros mismos esa fuerza”, argumenta Ramírez.
Una forma de provocar esta experiencia puede darse desde una misma suerte de prueba espiritual.
“Puedes creer, pero desde una forma experimental. Eso podría ser una diferencia entre la espiritualidad y la religión. La espiritualidad es más como un descubrimiento con el que se va llegando a tomar conciencia”, argumenta Zetina, quien además sostiene que muchos jóvenes destacan por poner en práctica esta forma.
¿Cómo se llega a la espiritualidad entonces? Más allá de las reflexiones personales y los planteamientos trascendentales, se puede tener una conexión espiritual percibiendo y contemplando la vida en su máxima agudeza.
“Hay momentos que parecen trascendentes en nuestras vidas: un atardecer, la emoción de las personas ante un nacimiento, el renacer de una época del año, un acto de bondad, un milagro mostrado. Estas cosas llevan a una elevación energética que transforma“, sostiene Cristabel Ramírez.
La psicóloga también argumenta que “todo aquello que hacemos o dejamos de hacer” se vuelve en abono para el crecimiento de nuestra conciencia y nuestro espíritu. Esto provoca que los caminos andados lleguen a un mismo punto. La diferencia entre la religiosidad y la espiritualidad, radica en el tiempo que tardan en hacerlo, comenta Ramírez.
A decir de Victoriano Castillo, la experiencia de la espiritualidad puede verse a través del amor y el diálogo interno.
“Las personas espirituales creen en el amor, en la justicia, en la igualdad, en el derecho que tiene toda persona a la vida, a la educación, al trabajo, al respeto a su dignidad. Ósea, creen en en los valores más altos que puede tener una persona y en los que nos dan sentido como seres humanos“, sostiene Castillo.
La diferencia entre la práctica religiosa y la espiritualidad
Aunque por tradición muchas veces se ha llegado a creer que la práctica espiritual debe implicar un involucramiento religioso, estas dos vías no siempre se mezclan.
De acuerdo con los especialistas entrevistados, esta diferenciación entre la religiosidad y la espiritualidad puede deberse a factores como a el rechazo hacia la estructura religiosa, así como a una percepción generacional.
“Cada vez las personas creen menos en las instituciones religiosas porque estas se han vuelto rutinarias. Hay reglas rígidas y dogmas que en ocasiones sus propios líderes no ejemplifican”, señala Cristabel Ramírez.
Tanto Juan Carlos Zetina como Victoriano Castillo coinciden en cuanto a que la religión puede llegar a verse como un lugar donde no hay tanta cabida para los cuestionamientos de la misma, así como también destaca por una exigencia en cuanto su creencia.
“Ser parte de una religión es creer en una verdad que no puedes cuestionar, porque si llegas a cuestionarla, se cae toda la estructura. Es por eso que se limita un poco más que la espiritualidad”, comparte Zetina.
En otras instancias, la edad es un elemento que los entrevistados señalan como detonador para nuevas experiencias frente a la espiritualidad que no precisamente tiene que ver con la religión.
“Los jóvenes tienen una mayor capacidad de entrar en una relación espiritual que los mayores porque están en una etapa de búsqueda de sus anhelos, de su futuro y de la construcción de su realidad. Creo que, culturalmente, los jóvenes están más propensos, son tierra fértil para la práctica espiritual“, comenta Victoriano Castillo.