EDITORIAL
Adelante, Guatemala
Un axioma invariable del desarrollo personal y organizacional establece que para concretar objetivos de mejor manera se necesario formularlos de manera clara e inconfundible, así como visualizarlos, para trazar así un doble puente hacia ellos: enunciar la posibilidad de alcanzarlos y motivar la convicción de que representan desde ya una mejora sustantiva para todos los involucrados en el esfuerzo.
En el 2020, una investigación estratégica de desarrollo nacional, efectuada por la firma McKinsey, estableció que en el lapso de una década Guatemala tenía el potencial suficiente para convertirse en un núcleo logístico regional. De hecho ya lo es, pero varias inercias impiden el alcance de todas las posibilidades, beneficios y crecimientos que representarían no solo una ventaja geoestratégica, sino una fuente de oportunidades para la mejora económica de las comunidades y sectores productivos.
Tal proyecto, que unió a una veintena de instituciones públicas y privadas, fue nombrado y publicitado como “Guatemala no se detiene”, quizá porque se lanzó poco después de la crisis de la pandemia de coronavirus, aunque sus antecedentes se enraizaban mucho antes de este fenómeno sanitario global.
Si cabe la crítica semántica, es necesario decir que —a diferencia del inglés unstoppable— en castellano la expresión “no se detiene” posee dos connotaciones lógicas y a la vez contradictorias entre sí, pues una equivale a movimiento constante y otra a un equilibrio imposible. Por lo tanto, tuvo que haberse encontrado un enunciado cuya semántica fuera unívoca e inconfundible para ser un objetivo en sí misma. Frases como “Adelante Guatemala”, “Guatemala sin límites” o “Guatemala avanza” poseen significados aspiracionales, equiparables; pero, además, incontrovertibles.
A tres años y medio del plan, siguen pendientes aspectos de la visión de transformación en el desarrollo de capital humano, mayor certeza jurídica, atracción de inversiones, mejora de infraestructura y expansión de la industria turística. Son factores quizá ajenos a las entidades involucradas, pero que golpean sus metas. Valga mencionar la ofensiva del Ministerio Público en contra del Tribunal Supremo Electoral en pleno período de comicios, que atenta contra la certeza jurídica de respeto a la voluntad ciudadana. Otro atraso existe en la planificación, ejecución y cuentadancia de obra pública vial. Son taras que merecen censura, investigación y consecuencias legales ejemplares.
Sin embargo, también hay acciones positivas contundentes, iniciativas innovadoras y prometedores ejercicios productivos que merecen ser divulgados para incentivar su expansión. Por eso, a partir de hoy, Prensa Libre y Guatevisión se suman a este esfuerzo interinstitucional con visión de Estado para mostrar cómo Guatemala avanza pese a todo. Ya que hablamos de significados distintos en un mismo término, cabe mencionar la palabra “causa” como evocación del factor que origina algo, pero también como una misión, convicción o ideal. Entonces, a tenor del aporte de divulgación que comienza hoy, queremos reafirmar nuestra convicción de que Guatemala es la mejor causa; no solo por la visión de un mejor porvenir, sino porque de ella parte nuestra misión.