El jefe de la diplomacia estadounidense, Antony Blinken, con quien se reunió este jueves, la recibió con los brazos abiertos y presumió del buen estado de las relaciones bilaterales.
Es el mejor momento, dijo en rueda de prensa conjunta, “en los más o menos 30 años” que lleva en política exterior a pesar de que “la multiplicidad de problemas y su complejidad es también mayor que nunca“.
“El desafío de lidiar con las drogas y particularmente ahora con las sintéticas está en la cima de nuestras respectivas agendas“, afirmó Blinken.
Y es que el fentanilo, un opioide hasta 50 veces más potente que la heroína, mata a casi 200 personas al día en Estados Unidos, según datos oficiales.
Carta para Biden
Bárcena le entregó una carta del presidente Andrés Manuel López Obrador para su homólogo estadounidense Joe Biden que hace hincapié, según explicó, en su compromiso de “trabajar conjuntamente” para “poder romper las cadenas de suministro” de las drogas sintéticas.
“Yo le traje al secretario Blinken (…) un proyecto que estamos llevando a cabo que se llama el Sistema integral de sustancias. Es una forma de monitorear digitalmente la entrada de precursores químicos de drogas sintéticas a México” para “ver a dónde van” esas sustancias con las que se fabrica el fentanilo.
Según la agencia antidrogas estadounidense (DEA), la mayoría de los precursores proviene de China y acaba en manos de los cárteles de la droga mexicanos, sobre todo el de Sinaloa y el de Jalisco Nueva Generación.
Una situación que ha llevado hace meses a un grupo de congresistas republicanos a pedir que se designe a los cárteles como grupos “terroristas” para poder combatirlos dondequiera que estén.
Tras un trasiego de autoridades, ahora parece que las aguas diplomáticas están menos revueltas y México es uno de los más de 80 países de la coalición global contra las drogas sintéticas promovida por Washington.
Los cancilleres abordaron asimismo el otro tema ineludible: la migración.
Según la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza estadounidense, en junio las autoridades detectaron a 99 mil 545 migrantes en la frontera con México, un 30% menos que en mayo, cuando se levantó una norma sanitaria conocida como Título 42 que permitía bloquear a casi todos aquellos que llegaban sin los documentos necesarios para entrar.
Washington implementó nuevas reglas que en la práctica restringen el acceso al asilo, por ejemplo obligando a los migrantes a pedir cita a través de una aplicación de teléfono móvil (CBP One) o a tramitarlo en los países por los que transitan.
Bárcena se ha mostrado satisfecha con los resultados.
Se han logrado visas humanitarias por ejemplo “para más de 177 mil personas” de Cuba, Haití, Venezuela y Nicaragua, y más de 170 mil con la CBP One, declaró.
El gobierno de López Obrador, que ha aceptado por primera vez a miles de migrantes cubanos, haitianos, nicaragüenses y venezolanos expulsados desde Estados Unidos, quiere actuar por su parte en el sur del país.
Un lugar en el sureste
El objetivo es “establecer un lugar en el sureste de México” para “tener un espacio donde, junto con las Naciones Unidas, la Organización Internacional de Migración y con la Organizacion de los Refugiados, podamos dar lugar a un análisis o una evaluación preliminar de aquellas personas que se quedaron en México rezagadas después de la conclusión del titulo 42″, explicó Bárcena.
Las que reúnan condiciones podrán solicitar asilo a Estados Unidos y “las que no ya verá México si las integra” en la zona, donde “habrá y hay oferta de trabajo muy importante”, o las expulsa, con la excepción de los haitianos, añadió. “No queremos que la gente siga arriesgando su vida en el norte y en el trayecto”.
A los riesgos que corren los migrantes en sus travesías hacia Estados Unidos se suman desde hace semanas las boyas que mandó instalar el gobernador republicano de texas, Greg Abbott, en el Río Bravo, y que ya provocó la muerte de dos de ellos.
“Estamos muy preocupados por el tema y agradecidos porque el departamento de Justicia de Estados Unidos ha interpuesto una demanda”, afirmó Bárcena, quien vuelve a su país con “mucha esperanza” de que se pueda crear un “grupo de trabajo” para resolver el tema.
Otro de los asuntos que le preocupan es el tráfico de las casi 200 mil armas que entran ilegalmente cada año a México, “el otro lado de la moneda de la delincuencia organizada”.
Estados Unidos “es muy consciente de la necesidad de cumplir con nuestras responsabilidades” para frenarlo, dijo Blinken a su vecino del sur, que se ha convertido en su principal socio comercial, con intercambios por valor de 400 mil millones de dólares en el primer semestre del año.