PLUMA INVITADA

La ideología de la corrupción

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A pocos días de la segunda vuelta electoral, circulan por las redes sociales todo tipo de datos e información intentando convencer a los votantes de apoyar a uno u otro candidato o información a medias que circula y que todo es “en contra” del otro candidato, en vez de a favor de uno.

' Si bien el voto nulo ganó en la primera vuelta, no tiene ninguna efectividad en la segunda.

Carlos R. Paredes

Recientemente me llegó un artículo de título El engaño de la lucha contra la corrupción, de Carlos Torrebiarte. En su escrito, el autor recalca, con toda la razón, los casos más recientes de corrupción que se han publicitado en países socialistas (Colombia, Brasil, México…) y ofrece una solución. Sin embargo, el artículo es aprovechado como un intento para convencer a la gente de que los gobiernos socialistas son corruptos.

Es obvio que en los gobiernos socialistas/comunistas exista la corrupción. Como hay escasez de lo esencial, se recurre a la corrupción generalizada para encontrar medicinas, comida, trabajo… Cualquiera que haya visitado La Habana sabe que existían farmacias para los turistas en donde no pueden ingresar los cubanos, sucedía igual en la mayoría de los países del bloque soviético. ¡No es nada nuevo! Sin embargo, en Guatemala estamos sumidos en una corrupción propiciada por una sucesión de gobiernos de derecha y socialdemócratas.

Lo anterior nos permite asegurar que la corrupción no es una característica de la izquierda o de la derecha, es una ideología en sí misma. La corrupción no depende del régimen político del gobierno de turno, sino depende exclusivamente de la persona, de sus valores y sobre todo de su integridad. A su vez, esta última depende exclusivamente de los valores que le inculcan al individuo al seno de la familia durante su infancia preescolar. Si los valores no se inculcan en los niños en su edad preescolar, terminamos con gobiernos corruptos y ciudadanos egoístas que apoyan cualquier causa que les convenga. Algunos dicen que lo aprenden en la escuela, pero no podemos transferir la responsabilidad de enseñar valores al Estado. Este tiene la obligación es educar a través de un sistema educativo moderno y eficiente para que los ciudadanos puedan competir ante cualquier otro graduado del mundo. No tiene la obligación de formarlos… es la tarea exclusiva de los padres y de los abuelos.

Lo más importante ahora para Guatemala es analizar cómo se intenta luchar contra la corrupción. Es necesario perseguir, enjuiciar y encarcelar genuinamente a los corruptos. Por ello es necesario estudiar bien los planes de gobierno referente a la lucha en contra de la corrupción, analizar y decidir cuál de los planes tiene realmente la mejor oportunidad de realizarse. Todos estamos conscientes de que la situación se complica mucho si las cortes están cooptadas, porque condenan a los corruptos y luego las mismas cortes les conmutan la pena y la multa casi en su totalidad. Legalmente quedan libres, sin ningún asunto legal pendiente y con el dinero mal habido.

Guatemala debe apoderarse de que nuestros dos mayores problemas son el exceso de corrupción y la falta de educación. Cualquier plan de gobierno que busque resolver estos problemas de una manera efectiva y no con dádivas sociales debe ser apoyado a través de nuestro voto en la segunda vuelta. Es importante recalcar que, si bien el voto nulo ganó en la primera vuelta, no tiene ninguna efectividad en la segunda, por lo que todos los que emitieron un voto nulo deben ahora recapacitar y realmente votar a favor de uno de los dos candidatos. Analicemos, meditemos, decidamos y votemos con la convicción de que lo hacemos por el bien de toda Guatemala.

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