En la medicina popular de la Antigua Grecia se apreciaba por sus propiedades contra las molestias estomacales, mientras que en la edad media los sanadores utilizaban su jugo lechoso para tratar las enfermedades oculares.
“En general, la planta se considera ‘limpiadora de la sangre’ con acción estimuladora del metabolismo en casos de insuficiencia hepática, cálculos biliares y niveles de colesterol elevados”, se lee en el texto Nutrición: el diente de león, de la Revista Internacional de Acupuntura de España.
Esta planta es herbácea y responde al nombre científico Taraxacum officinale. Pertenece a la familia de las compuestas, que no suelen crecer más de 35 centímetros de alto. Sus hojas, que son profundamente dentadas, tienen un sabor amargo. Pero suelen comerse en ensaladas.
Las flores fructifican formando una esfera de vilanos, es decir, un conjunto de pelos plumosos, blancos y sedosos que vuelan con el aire. De acuerdo con Estuardo Mendoza, naturópata y acupunturista, es a lo que comúnmente le llamamos “mishitos” y se les pide un deseo cuando se soplan.
Su nombre “diente de león” se debe a la forma de sus hojas recortadas, que tienen apariencia de dientes agudos y curvos.
Beneficios del diente de león
Del diente de león se usa casi toda la planta: su raíz y las hojas. Estas últimas son fuente de vitamina A, C y K; en menor medida, vitamina E, ácido fólico y vitaminas del grupo B. También aportan hierro, calcio, magnesio y potasio. Entre las principales propiedades de esta planta se pueden mencionar: antiinflamatoria, estimulante de insulina y antiangiogénico.
A continuación, se enlistan algunos beneficios del diente de león:
- Ayuda a controlar trastornos digestivos leves, como plenitud abdominal, flatulencias y digestión lenta.
- Combate la anemia.
- Alivia la inflamación.
- Ayuda a estimular la producción de orina, por sus propiedades diuréticas. También promueve a eliminar el exceso de agua en el organismo.
- Protege el hígado y los riñones: favorece la formación y secreción de bilis, facilitando la digestión de las grasas.
- Controla la glucosa en sangre
- Previene la formación de cálculos biliares.
- En infusión, se puede usar para lavar heridas o afecciones de la piel.
- Promueve el buen funcionamiento hepático.
- Ayuda a la salud de las vías urinarias.
- Limpia las vías urinarias.
- Favorece la estimulación de jugos gástricos, por lo que ayuda a la digestión.
- Ayuda ante el estreñimiento y casos de colon irritable.
- Alivia síntomas de la gastritis
- Ayuda a controlar los niveles de colesterol LDL (llamado colesterol “malo”) y triglicéridos
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Cómo se prepara
La manera más común de preparar el diente de león es por medio de infusión, aunque también se encuentra en cápsulas o en gotas. Mendoza recomienda té o infusión, la cual se prepara con una cucharada de hojas para un litro de agua recién hervida. Lo ideal es beber una taza 3 veces al día.
“Hay que tener cuidado que la planta no se queme para que no pierda sus principios activos. El secreto es que la planta no este hirviendo con el agua, sino que se deja que el líquido llegue al punto de ebullición, se apaga el fuego y se agrega el diente de león. Se deja reposar por cinco minutos”. Indica.
El Manual de plantas medicinales del altiplano de Guatemala para el uso familiar, de Jean-Pierre Nicolas, indica que para consumir la raíz se debe poner a “cocer una raíz de un dedo de largo en un vaso de agua y tomar tres vasos al día”. También se puede consumir las hojas del diente de león en ensaladas crudas.
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Contraindicaciones
El consumo de diente de león no se recomienda durante el embarazo o cuando se da lactancia materna. Las personas con problemas biliares también deben abstenerse de tomarlo.
Quienes tomen medicamentos diuréticos, anticoagulantes y por problemas neuromusculares deben consultar al médico antes de tomar diente de león.