Karikó y Weismann, catedráticos de la Universidad de Pensilvania (Estados Unidos), descubrieron cómo modificar las moléculas de ARN para usarlas como agente terapéutico sin que el sistema inmune humano las destruyera.
Katalin Karikó, bioquímica hungaroestadounidense, nació el 17 de enero de 1955 en Szolnok (Hungría). Graduada en Biología en la Universidad de Szeged (Hungría) en 1978 y doctorada en Bioquímica en 1982, empezó a estudiar las propiedades del ARN mensajero en ese centro húngaro.
En 1985 emigró a Estados Unidos con su marido y su hija de dos años, un viaje para el que salió con los ahorros escondidos en el osito de peluche de la niña -según ha recordado en muchas entrevistas.
A Estados Unidos iba para ocupar una plaza postdoctoral en la Universidad de Temple en Filadelfia y desde ahí pasó a la de Pensilvania.
A principios de los años 90 tuvo que lidiar con varios rechazos a sus solicitudes de financiación para sus estudios sobre el ARN e incluso tuvo que rebajar su categoría profesional para poder seguir trabajando en la universidad y no perder el visado.
En 1997, conoce al inmunólogo Drew Weissman, uno de los investigadores de la vacuna contra el VIH, y empiezan a colaborar.
Trabajando en vacunas basadas en ARN mensajero Karikó y Weissman vieron que esta molécula provocaba fuertes reacciones inflamatorias porque el sistema inmunitario la detectaba como intrusa y lograron introducir pequeños cambios en la estructura del ARN para que esas reacciones no tuvieran lugar.
Su hallazgo, publicado en 2005 fue muy alabado, y al año siguiente crearon una empresa basada en ARNm llamada RNARx, aunque no lograron que despegara.
A partir de sus trabajos registraron dos patentes relacionadas con el ARN mensajero, que fueron vendidas por la universidad y posteriormente adquiridas por dos empresas, ModeRNA y BioNTech.
En 2015 Karikó y Weissman idearon también un sistema que consistía en colocar el ARNm en nanopartículas, un recubrimiento que evita que se degraden demasiado rápido y facilita su entrada en las células.
Sus resultados fueron fundamentales para que las empresas BioNTech y Moderna desarrollaran vacunas basadas en ARNm contra la covid-19, aunque esta tecnología podría extenderse a distintas áreas de la medicina como el cáncer, las enfermedades autoinmunes o la regeneración de tejidos.
En 2013, Karikó se incorporó a la empresa BioNTech y desde 2014 es vicepresidenta senior y desde 2020 ha recibido numerosos premios como el Rosenstiel (junto a Weismann), el Premio Széchenyi y el Princesa de Asturias de Investigación (2021).
Además, en Hungría es doctora honoris causa por la Universidad de Szeged e “hija predilecta” de la ciudad de Szeged y recibió el Premio Semmelweis, la condecoración de Medicina más alta del país.
El inmunólogo Drew Weissman, por su parte, nació en Lexington (Massachusetts, EEUU) y se graduó en la Universidad Brandeis, donde se especializó en bioquímica y enzimología.
En 1987 se doctoró por la Universidad de Boston y completó su residencia en el hospital Beth Israel de Boston.
Continuó sus estudios en los Institutos Nacionales de Salud y en 1993 fue becario principal de Anthony Fauci en el Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas.
En 1997 se trasladó a la Universidad de Pensilvania, donde comenzó a trabajar con Karikó en el estudio del ARN y el sistema inmunitario innato.
Weissman y Kakikó han recibido premios como el Princesa de Asturias de Investitación Científica y Técnica (2021), así como el Premio Rosenstiel (EEUU) en 2020 y junto a Robert Langer el Fronteras del Conocimiento BBVVA (2022).
Drew Weissman es profesor de Medicina en la Escuela de Medicina Perelman de la Universidad de Pensilvania y trabaja sobre el ARN y su aplicación en el desarrollo de vacunas y terapia génica.
También es miembro de la Federación Estadounidense de Investigación Clínica, la Asociación Médica Estadounidense y la Asociación Estadounidense de Inmunólogos.