El martes por la mañana, pocos meteorólogos hablaban de la tormenta tropical Otis.
Pero el miércoles por la mañana una “tormenta catastrófica” había tocado tierra cerca de una ciudad de México altamente poblada y capturó la atención de todo el mundo.
Entonces, ¿qué pasó?
Una de las cosas más destacables de Otis fue que “esta rápida intensificación fue completamente inesperada”, publicó en X el martes por la noche Tomer Burg, un científico atmosférico, cuando empezaba a quedar claro lo rápido que se estaba fortaleciendo la tormenta.
La tormenta comenzó a organizarse el domingo por la mañana, primero como depresión tropical. En ese momento, los modelos computarizados de pronósticos no mostraban muchas señales de preocupación. Los meteorólogos del Centro Nacional de Huracanes de EE. UU. dijeron esa mañana que era posible un “ligero fortalecimiento” en los días siguientes. El domingo por la tarde, los mismos modelos seguían sin mostrar gran cosa.
Un pronosticador del tiempo utiliza varias herramientas para generar una previsión meteorológica, no solo modelos computarizados. Por eso los meteorólogos suelen advertir que un modelo computarizado no es un pronóstico: los pronosticadores crean pronósticos, les gusta decir. También utilizan datos de satélite y normas climatológicas para ayudar a formar sus predicciones. Emplean imágenes de satélite para ayudar a calcular la velocidad prevista de los vientos y envían aviones cazahuracanes al ojo de una tormenta para compilar datos en tiempo real.
Usando algunas de esas herramientas adicionales, los pronosticadores habían empezado a predecir un Otis más fuerte de lo que daban a entender los modelos, pero seguían pronosticando que alcanzaría su punto máximo como tormenta tropical.
El lunes por la tarde, los modelos empezaron a indicar que la tormenta podría convertirse en huracán, y los pronosticadores consideraban que con la abundante cantidad de humedad en la zona y las temperaturas cálidas del océano, la tormenta se fortalecería de manera gradual.
El lunes por la tarde, con Otis todavía como tormenta tropical, las imágenes de satélite revelaron un pequeño rasgo que podría significar que la tormenta estaba a punto de intensificarse con rapidez. Pero los modelos seguían sin mostrarlo, por lo que los pronosticadores continuaron considerando que la tormenta sería un huracán más débil.
Las herramientas globales como el modelo de previsión estadounidense y el modelo europeo no siempre han sido buenas para predecir la rápida intensificación de las tormentas. Los modelos específicos para huracanes se crearon para ayudar, y este año han demostrado su utilidad, incluyendo la predicción de la rápida intensificación del huracán Idalia mucho antes de que esa tormenta llegara a Florida, lo que dio a la gente del estado más tiempo para prepararse.
A pesar de que estos modelos han mejorado, a veces, como en el caso de Otis, no prevén el aumento de intensidad, y nos quedamos con un “escenario de pesadilla”, que Eric Blake, pronosticador del Centro Nacional de Huracanes, registró en su análisis del martes por la noche, cuando la tormenta se acercaba al sur de México y la intensidad se hacía evidente.
Más tarde, en un post en X, dijo que “había pensado mucho en la palabra pesadilla”. En última instancia, decidió que una tormenta que pasaba de ser una tormenta tropical a un huracán de categoría 5 que se dirigía hacia una gran ciudad en menos de un día encajaba en esa descripción.
Incluso cuando Otis era todavía una tormenta tropical, había pruebas suficientes para que el gobierno de México emitiera un aviso de huracán para la costa, y los pronosticadores del tiempo especializados en huracanes seguían esperando una tormenta más fuerte de lo que predecían los modelos computarizados.
El martes por la tarde, un avión cazahuracanes sobrevoló el ojo de la tormenta y comprobó que su intensidad era mucho mayor de lo que sugerían las estimaciones por satélite.
El martes por la tarde, con la tormenta claramente acercándose a Acapulco, el centro de huracanes emitió un inusual aviso especial de pronóstico. “La rápida intensificación observada hoy temprano ha continuado”, escribieron los pronosticadores. “No se prevé que el entorno cambie mucho antes de tocar tierra y no hay indicios de que esta intensificación explosiva vaya a detenerse”.
Para quienes se encontraban en la trayectoria de la tormenta, fue una advertencia poderosa de que esta sería mucho mayor y más fuerte de lo que se había previsto incluso un día antes.
El miércoles por la mañana, Otis había tocado tierra como huracán de categoría 5, lo que dejó a muchos preguntándose por la situación de Acapulco, y también por qué los modelos de pronósticos no habían sido capaces de predecir el futuro.
En los próximos días y semanas, los científicos se centrarán en responder a esa pregunta.
Judson Jones es meteorólogo y reportero del Times. Cubre las condiciones meteorológicas extremas en todo el mundo. Más de Judson Jones