Sin embargo, lo que en un principio parecía como un triunfo para el gobierno de México terminó convirtiéndose en uno de los enfrentamientos más sanguinarios en la historia del país.
La tarde del 17 de octubre presenció el “Culiacanazo”, día que quedó marcado por los constantes ataques que las autoridades y la población recibieron con el fin de liberar a Ovidio Guzmán.
El hijo de Joaquín “El Chapo” Guzmán ya había sido capturado cuando, de manera inesperada, tuvo contacto con su hermano mayor, Iván Archivaldo Guzmán, jefe del grupo armado conocido como “Los Chapitos”.
Ovidio, al ver el caos que se había generado durante el llamado “Culiacanazo”, le pidió a Iván Archivaldo que detuviera el fuego y retirara a sus sicarios de la ciudad.
No obstante, el líder de “Los Chapitos” se negó a esta solicitud y ordenó a sus hombres continuar atacando a los militares que intentaban trasladar a su hermano a una prisión en la Ciudad de México.
“Se invita a Guzmán López a persuadir a sus hermanos de cesar su actitud hostil de los integrantes de sus células; Guzmán López estableció comunicación directa con Archivaldo Iván Guzmán Salazar, conminándolo a ordenar el cese de las agresiones, respondiendo con una negativa y lanzando amenazas en contra del personal militar y sus familias”, reveló un informe oficial de las autoridades.
Como resultado de estos ataques, cientos de personas resultaron heridas en Culiacán, pero el objetivo de Iván Archivaldo Guzmán se cumplió debido a que “El Ratón” fue liberado.