Rodeada de algunos de sus compañeros, Samayoa, quien tiene discapacidad visual, refiere que el fin es defender los derechos de las personas en la misma condición que ella y comentó que también gestionan por la inclusión laboral de este sector de la población.
La fraternidad los une
Este grupo lucha cada día para salir adelante, algunos tienen trabajo y otros no debido a su condición, muchos ya superan los 40 años; otro valor de la Asociación es que cuando alguno tiene alguna dificultad sea moral o económica, todos se unen para ayudar.
“Gracias por pensar en nosotros, esta ayuda de Cobijas de Amor servirá para los socios, porque hay muchos de escasos recursos; en nombre de todos los socios les damos las gracias a los que colaboraron, las personas con discapacidad somos normales, tenemos los mismos derechos y obligaciones”, destacó Samayoa.
En uno los pasillos está Filiberto Melgar Pineda, 58, uno de los beneficiados. Melgar tiene discapacidad visual y afirma que le ha sido difícil tener trabajo fijo.
Raúl Abilio, 54, integra la Asociación desde 1998, tiene miopía y usa anteojos para movilizarse. “Me gradué de perito contador y cerré Derecho en la Universidad de San Carlos, pero ahora no puedo continuar por mi problema de la vista”, expresó y agradeció la ayuda recibida.
Agradecen a los guatemaltecos
Ancianos del Asilo San José, en Villa Nueva, Guatemala, también recibieron ropa y frazadas. “Gracias a Dios por todo esto”, dijo Augusto Mazariegos, 80, quien desde hace 10 años vive en el asilo, padece de artritis y se vale de un bastón para movilizarse.
Mazariegos permanece junto a varios de sus compañeros en el corredor del inmueble, la emoción los embarga cuando las prendas de vestir y frazadas son sacadas de las bolsas. Algunos dicen “esto me queda a mí”, otros afirmaron que les complace el regalo.
“Sabemos que no estamos solos, hay personas de buen corazón que nos ayudan, son bendiciones que uno recibe. Le damos gracias a Dios por lo que nos traen”, externó Mazariegos.
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Algunas de las ancianas bordan en las bancas del pasillo, como Elida Navas García, 70, quien por una reciente operación de la vista utiliza lentes oscuros. Su anhelo es vencer la adversidad y aseguró que en el asilo los atienden muy bien; aprovechó a desear “al pueblo de Guatemala que pase en paz estas fiestas de fin de año”.
Esdras Gómez, administrador del Asilo San José, informó que el lugar funciona desde hace 26 años y que se sostiene con donaciones. Añadió que a los internos les dan alimentos, ropa, cama y medicamentos y que la mayoría de los ancianos ha sido abandonados.
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