Los que sí reaccionaron fueron los palestinos, con un duro mensaje del secretario general de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) y jefe negociador, Saeb Erekat, que lo calificó de “irresponsable y que contradice la paz y la seguridad mundial”.
El dirigente palestino enmarcó la decisión en “políticas nacionales mezquinas” y aseguró que el que este haga referencia solo al oeste de la ciudad es una muestra de que el Ejecutivo no ha logrado impulsar su intención inicial.
En octubre, Morrison anunció que estaba abierto a seguir los pasos de EE. UU. respecto a Jerusalén, un posicionamiento que fue criticado por la oposición al considerar que era una forma “cínica” de tratar de hacerse con el voto de la población judía de Sidney.
La portavoz de Exteriores de la oposición, Penny Wong, calificó el anuncio de “irresponsable” y reiteró que el partido laborista “no apoya el reconocimiento unilateral de Jerusalén como capital de Israel y cuando esté en el Gobierno revertirá la decisión”, informaron medios locales.
Camberra sigue así los pasos de la Administración Donald Trump, que anunció hace un año su reconocimiento de Jerusalén como capital israelí -aunque sin mencionar su parte este u oeste- y trasladó su embajada de Tel Aviv a la ciudad santa cinco meses más tarde, aunque con una política bastante más cautelosa que la de Washington.
A diferencia de la Casa Blanca, Australia solo reconoce como capital israelí “Jerusalén oeste”, dejando fuera del reconocimiento la parte oriental de la ciudad, ocupada a los palestinos tras la Guerra de los Seis días de 1967 -cuando estaba bajo control de Jordania- y anexionada unilateralmente por Israel en 1980 en una decisión no reconocida por la comunidad internacional y que provocó la petición de la ONU de la salida de todas las embajadas de la ciudad.
La precaución de Morrison se extiende también a la decisión de, por el momento y hasta que no haya un acuerdo de paz, no trasladar la embajada de Tel Aviv, un cambio de fuerza sobre todo simbólica.
Además: Paraguay removerá de Jerusalén a Tel Aviv su embajada; Israel cerrará la propia en Asunción
Pero el líder australiano da los primeros pasos hacia el movimiento de la legación, con la apertura de una oficina de Comercio y Defensa, que podría ser el embrión de la futura embajada, y el anuncio de que “empezará a buscar un lugar apropiado” para trasladarla, cuando “sea práctico”.
Las declaraciones de Morrison tienen lugar días después de que el ministro israelí de Vivienda y Construcción, Yoav Galant, anunciase un plan de construcción de un “barrio diplomático” en el vecindario jerosolimitano de Talpiot para acoger potenciales legaciones que se trasladen a la ciudad.
“Trasladar sus embajadas a Jerusalén, nuestra capital eterna, es lo correcto. Dense prisa, los mejores sitios se están acabando”, apremió Galant en un comunicado oficial.
Se sumaría a EE. UU. y Guatemala
En Jerusalén hay a día de hoy dos embajadas, la de EE. UU. y de Guatemala, ya que la tercera en trasladarse, la de Paraguay en el mes de mayo, se echó para atrás cuatro meses después y la devolvió a Tel Aviv.
La República Checa inauguró recientemente el centro cultural “Casa Checa” en Jerusalén, como primer paso, según Praga, para un eventual traslado de la legación diplomática.
La ONU y la mayor parte de comunidad internacional ha defendido durante décadas que el estatus de Jerusalén debe decidirse en un pacto de paz y ha instado a las partes a que la ciudad sea capital tanto de Israel como de el futuro estado palestino, que aún no ha visto la luz a pesar del reconocimiento de más de un centenar de países.
El martes, Erekat instó a los países árabes y musulmanes a romper sus relaciones con Australia si esta reconocía Jerusalén como capital de Israel, en un mensaje dirigido especialmente a Indonesia, el país con mayor población musulmana del mundo, vecino de Australia y con fuertes lazos con ese país.
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