IDEAS

De visas, testigos falsos y fiestas al trasto

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El tema de la semana es la amenaza de expulsión de once investigadores y abogados de la Cicig por parte del Gobierno. No podían dejar que tuviésemos una tranquila Navidad y fin de año. Ya habíamos respirado con que Iván Velásquez no iba a intentar regresar ahora, sino hasta enero, y ahora nos salen con esto. Se confirma la frase célebre del Dr. Armando De La Torre: “No hay momento aburrido en Guatemala”.

Este lío de las visas tiene muchas aristas. La Cancillería tiene la potestad de revocar las visas y los permisos de los extranjeros que residen en Guatemala. Sin embargo, hay una línea gris en cuanto al personal extranjero de la Cicig, el cual, en teoría, está amparado por el mismo acuerdo entre el gobierno de Guatemala y el secretario general de la ONU, por lo que la situación legal aquí es ambivalente.

Como ya lo he dicho en múltiples ocasiones, considero innecesariamente desgastante la postura del Gobierno en cuanto al personal de la Cicig —desde el mismo Iván Velásquez—, ya que, para lograr lo más importante para ellos, como es que la Cicig no continuara, era más que suficiente lo que ya hicieron de no renovar el mandato de la Comisión, decisión que no fue ni siquiera cuestionada por la CC.

Puedo entender, eso sí, que lo hayan hecho como una reacción a la decisión de la Cicig y el MP de realizar una nueva acusación contra Carlos Vielmann, que aparte de la animadversión que ha suscitado, ha sacado nuevamente a la palestra el espinoso tema de la utilización de falsos testimonios que ha caracterizado al actuar de la Cicig en varios casos. Esta acusación también la veo como una innecesaria represalia —aunque ellos lo nieguen— de parte de la Cicig. De seguro lo que no esperaban es que se filtraran los audios de las negociaciones con algunos de los testigos, lo que también se les ha convertido en un búmeran.

A todo este lío nos ha llevado el diálogo de sordos que se ha dado entre el Gobierno y António Guterres. Los dos se han montado en su macho y no han querido resolver el asunto civilizadamente —aunque el Gobierno argumenta que lo ha intentado por todas las vías, pero Guterres nunca ha respondido—.

También ha habido responsabilidad de parte de la Cicig. ¿Cómo es posible que se haya demostrado fehacientemente que uno de sus fiscales presionó a un testigo para que diera un testimonio falso, que el mismo testigo lo acusara directamente ante un juez, los medios y las cámaras de televisión —el video de la ocasión todavía se encuentra en YouTube— y que luego, en lugar de por lo menos sacarlo silenciosamente y mandarlo a otra asignación, no solo lo mantengan dentro de la Comisión, sino que adicionalmente sea uno de sus principales elementos? El fiscal en cuestión, por cierto, es uno de los once del caso actual y ahora, con el caso Vielmann y los audios, el fantasma de los testimonios falsos regresa a atormentarlos.

Al parecer, varios, si no los once funcionarios, están fuera del país, por ser el período de vacaciones de la Comisión, razón por la cual la Cancillería habría aprovechado esta semana para ejecutar esta decisión: es mucho más fácil evitar que alguien entre al país que sacarlo por la fuerza.

Ahora habrá que esperar a que las Cortes resuelvan los amparos interpuestos. Muy probablemente, ahora la CC sí emita un amparo provisional —lo que no había hecho con anterioridad—, todo lo cual deriva en que pasaremos las fiestas de fin de año en medio de una crisis constitucional.

Aun así, le deseo a usted que pase una muy feliz Navidad y que todo esto no perturbe la celebración con su familia.

Fb/jjliber

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