El área que ocupa este belén es de unos 10 metros cuadrados, según explicó Pérez, quien contó que comenzaron a planificar con bosquejos en papel y el montaje les llevó 15 días. La obra se puede apreciar en un cuarto con luz tenue, en el cual empieza a escucharse una reflexión y luego música navideña, mientras se van encendiendo las luces.
El objetivo es transmitir amor y armonía, y mantener un mensaje apegado a actividades del ambiente rural guatemalteco, con figuras, flora y fauna, pero manteniendo un ambiente humilde, expuso Pérez, quien lo elaboró junto a su madre, Norma Verónica Soto, y otros miembros de la familia.
La familia ganadora colocó en su belén detalles que se han vuelto tradición, los cuales incluyen un rebaño cuyas ovejas fueron elaboradas con barro, hace más de 60 años, por su abuelito, Juan José Soto. Además, un ranchito representa a una panadería, en honor de su padre, Erwin Alfredo Pérez, quien ya falleció.
Los techos de los ranchitos son de madera que enterraron por casi un año, para darle un toque de antigüedad.
La abuelita, Anita de Jesús López, confecciona cada año un vestido para la imagen del Niño Jesús, que colocan en el nacimiento, de la mano de un pastorcito.
“Lo elaboramos para agradecer las bendiciones durante el año”
Con un nacimiento interactivo que tiene efectos de luces y sonido, Pablo Wong Ramírez desea enviar el mensaje este año de que Jesús es el mejor regalo de Dios.
La propuesta de la familia Wong Ramírez, que mide alrededor de 25 metros cuadrados, ocupa el segundo lugar en el concurso de nacimientos del 2018.
El belén representa una ciudad antigua como Jerusalén, y el misterio fue situado en el área superior. Tiene efectos como fogatas, amanecer, atardecer, ciudad con luz e iluminación de imágenes.
Los efectos se aprecian mejor en las noches, por lo que se puede observar de 18 a 20 horas, en la 19 avenida 7-20 zona 14, del 26 al 30 de diciembre, y del 1 al 6 de enero. El ingreso es gratuito, comentó Wong.
La elaboración del nacimiento les llevó un mes y medio y usaron materiales como pashte, musgo, arena, serrín y gallitos, además de unas 500 figuras.
Es una representación interactiva que empieza con música y, “en momentos claves, hay efectos de luces”, expuso Wong.
“Inicié esta tradición cuando tenía 8 años, sobre un trinchante, y a través de los años ha crecido, hasta lograr llenar una habitación completa”, relató.
En compañía de su madre, María Esperanza Ramírez, lleva 31 años de elaborar nacimientos y conforme adquirió experiencia y conocimiento en su carrera de Arquitectura ha añadido detalles.
“El nacimiento se elabora para Dios, como un agradecimiento a todas las bendiciones que nos da en el año, en el trabajo, salud, familia, y con la esperanza de que las personas puedan ver el verdadero sentido de estas fechas, el nacimiento del niño Jesús”, agregó
“Tradición de instalar el belén me la inculcaron mis padres”
El aroma a pino, manzanilla y pinabete, característicos de la época navideña, llenan la sala en que Leonardo Gonzalo de León Soto, de 85 años, instaló, en Salcajá, Quetzaltenango, su belén, el cual ganó el tercer lugar del concurso de nacimientos 2018, organizado por Prensa Libre.
“Este nacimiento está basado en un pasaje de la Biblia, tiene la estrella de Belén, los pastores y el pesebre; están los reyes magos y el misterio”, describe De León, en el barrio El Carmen, de su natal Salcajá.
Para De León fue una grata sorpresa enterarse de que ganó dentro del concurso de nacimientos. “No me lo esperaba. Uno de mis nietos y su mamá tuvieron la idea de enviar las fotos al periódico y les dije: vamos a ver qué dicen las personas”.
Como cada noviembre, desde hace 45 años, tras una breve deliberación instaló su creación un día antes de la celebración de la Inmaculada Concepción –8 de diciembre–.
De León recuerda que la tradición de instalar el belén se la inculcaron sus padres, Diego de León y León y Rosa Soto y Soto. “Fuimos 10 hermanos y todos aprendimos esta tradición. Ahora nuestros hijos, y hasta los nietos, tienen ese sentimiento por elaborar el nacimiento”, refirió.
Contó que las imágenes de José, María y el Niño Jesús se las vendió hace 45 años un vecino del municipio porque cambió de religión. “Recuerdo que me dijo: Si no me las compra las quemaré. Le dije que con gusto se las compraba. Las imágenes considero que tienen unos 200 años”, afirmó.
Santiago de León Mencos, 11, nieto de De León, manifestó que se siente orgulloso de su abuelo.
“El nacimiento de papá Nayo es lindo, lo he ayudado otros años, pero esta vez le dije a mi mamá que enviáramos las fotos al concurso”, relató.