Según el organismo, la misión efectuará tareas de observación astronómica de radio de baja frecuencia, análisis de terreno y relieve, detección de composición mineral y estructura de la superficie lunar poco profunda y medición de la radiación de neutrones y átomos neutrales para estudiar el medio ambiente en la cara oculta de la Luna.
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El pasado agosto, China reveló imágenes del vehículo de exploración con el que espera examinar la cara oculta de la Luna, algo que hasta ahora no ha conseguido ningún país.
La sonda, que incluye un módulo y un vehículo explorador, fue lanzada el 8 de diciembre de 2018 por un cohete Larga Marcha 3B desde el Centro de Lanzamiento de Satélites de Xichang, en la provincia de Sichuan, en el suroeste.
Las comunicaciones entre la sonda y la Tierra son posibles gracias a un satélite, Queqiao, puesto en órbita el pasado mes de mayo y que opera a modo de “espejo” transmisor de información entre los centros de control en la Tierra y la Chang'e 4.
Programas espaciales pioneros como el soviético o el estadounidense ya lograron hace más de medio siglo fotografiar la cara oculta de la Luna pero nunca alunizaron allí, pese a que en 1962 una misión no tripulada estadounidense lo intentó sin éxito.
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El programa Chang'e (bautizado así en honor a una diosa que, según las leyendas chinas, vive en la Luna) comenzó con el lanzamiento de una primera sonda orbital en 2007, y desde entonces se han llevado al satélite de la Tierra cuatro aparatos más.
El objetivo final del programa es una misión tripulada a la Luna a largo plazo, aunque no se ha fijado la fecha para ello y algunos expertos la sitúan en torno al año 2036.
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