La desnutrición crónica frena el desarrollo físico y cognitivo de cualquier niño. En Guatemala, uno de cada dos menores de 5 años sufre esa condición. En 15 años ellos serán los adultos del país, que verán limitadas sus oportunidades de desarrollo.
Dicha realidad mueve a iniciativas como Guatemaltecos por la Nutrición y a The Mathile Institute para erradicar este flagelo.
José Silva, director ejecutivo de Guatemaltecos por la Nutrición, comparte que están presentes en tres municipios de Huehuetenango: Cuilco, La Libertad y La Democracia, a través de clínicas móviles a las que denominan nutrimóvil, con las que acercan la atención primaria en salud, dan soporte nutricional a las familias vulnerables, y trabajan el tema de agua y saneamiento para recuperar a los niños con desnutrición crónica y aguda, como parte de cinco ejes que mueven la iniciativa.
La meta inicial es beneficiar a 12 mil personas con distintas intervenciones. “Todo lo que hacemos es en lugares de difícil acceso y tratamos de proteger a las familias, a la mujer embarazada y a menores de 5 años en riesgo”, subraya.
El proyecto comenzó el 10 de abril y para agosto ya se habían identificado 104 niños con desnutrición aguda, y después de dos meses de implementar el protocolo de atención se logró recuperar al 75 por ciento. “Hemos rescatado de la muerte a esos niños”, añade Silva.
Con esos resultados, el Ministerio de Salud se acercó a Guatemaltecos por la Nutrición para replicar la estrategia e implementarla en los demás municipios del citado departamento.
“Nuestro mandato en Castillo Hermanos es obtener un modelo eficiente, eficaz, que combata las causas que provocan la desnutrición aguda o crónica, y que el modelo sea replicable. Esa es nuestra intención y se está logrando”, hace ver, al agregar que se ocuparon de dar asistencia técnica al equipo de nutricionistas, epesistas y médicos de la cartera de Salud, y los apoyaron con vehículos para que hicieran visitas domiciliares y entrega de kits de recuperación nutricional.
Para el 2024 abrirán un nuevo campamento para llegar a Santa Eulalia y Soloma, en el norte de Huehuetenango, con lo cual se incluiría a 20 mil personas, y para finales del semestre acercarse a comunidades de Quiché con la finalidad de mejorar las condiciones de vida de los niños.
Fórmula especial
The Mathile Institute, fundado por Clay Mathile, es el encargado de desarrollar, mejorar y distribuir la fórmula Chispuditos, un atol a base de soya y maíz que contiene 21 micronutrientes, y que ha ayudado en la reducción de la desnutrición infantil en Guatemala.
Este multivitamínico insumió 10 años de investigación y más de 50 años de inversión, y fue ideado con el propósito de llegar al mayor número de niños posible.
“Queremos que un niño consuma una cucharada al día, no más; que solo consuma 12 bolsas al año”, puntualiza Óscar Dussán, director ejecutivo del instituto en mención.
Esa es la cantidad que han comprobado que funciona para impulsar un cambio en la vida de los menores, pues disminuye la anemia y el retardo en el crecimiento.
En un comienzo, la fórmula se acercaba a los menores por medio de distintas organizaciones, pero esto limitaba el beneficio a cierto número de niños.
Se tomó, entonces, la decisión de emplear principios de mercado para llevar el producto a una población más amplia y se involucró a las mujeres para que se convirtieran en los canales de distribución.
“Las mujeres son clave para encontrar el problema de la desnutrición. ¿Quién es la persona que en realidad educa a los hijos en temas de alimentación? La madre”, apunta Dussán.
Por esa razón fue que se unieron a Scentia para colocar Chispuditos en los hogares guatemaltecos, mientras que para acercarse a la población rural se involucró a las comadronas.
“La visión de nuestro fundador fue hacer un regalo para la humanidad. Por ello, el costo solo es el de la preparación del producto”, refiere, pues la intención es que sea asequible a todos los hogares.
