“Y nuestro corazón esta noche está en Belén, donde el Príncipe de la Paz sigue siendo rechazado por la lógica perdedora de la guerra, con el rugir de las armas que también hoy le impiden encontrar una posada en el mundo”, dijo el Papa al inicio de su homilía recordando así la guerra en Gaza.
El resto de la homilía el Papa la dedicó al momento del nacimiento de Jesús cuando se realizaba “un censo de toda la tierra” que, para Francisco, “manifiesta, por una parte, la trama demasiado humana que atraviesa la historia: la de un mundo que busca el poder y la fuerza, la fama y la gloria, donde todo se mide con los éxitos y los resultados, con las cifras y los números”.
“Es la obsesión del beneficio”, dijo el papa ante las 6.500 personas que abarrotaron la basílica, mientras otros miles se encontraban en la plaza siguiendo la misa en pantallas.
No a la Navidad con una idea pagana
Aseguró Francisco que “existe el riesgo de vivir la Navidad con una idea pagana de Dios, como si fuera un amo poderoso que está en el cielo; un dios que se alía con el poder, con el éxito mundano y con la idolatría del consumismo”.
Francisco criticaba, así como ya hizo durante el rezo del ángelus durante la mañana, la idea de una fiesta de Navidad que ha caído solo en el consumismo.
La tradicional misa del gallo se celebró como en los años anteriores a las 19.30 horas (18.30 GMT) y Francisco debido a sus problemas de rodilla permaneció sentado a un lado del altar, desde donde leyó su homilía.
Por ello fue un diácono quien destapó la imagen del Niño a los pies del baldaquino de Bernini y la incensó, mientras niños procedentes de varias partes del mundo depositaron a su lado unas flores y en la Plaza de San Pedro sonaron las campanas para anunciar el nacimiento de Jesús.
También durante la homilía, el pontífice rechazó “la imagen falsa de un dios distante e irritable, que se porta bien con los buenos y se enoja con los malos; de un dios hecho a nuestra imagen, útil solamente para resolvernos los problemas y para quitarnos los males”.
“Él, en cambio, no usa la varita mágica, no es el dios comercial del todo y ahora mismo. No nos salva pulsando un botón, sino que se acerca para cambiar la realidad desde dentro”, señaló.
Y lamentó que entre los católicos esté arraigada “la idea mundana de un dios alejado y controlador, rígido y poderoso, que ayuda a los suyos a imponerse sobre los demás”.
Tú no eres un número
Afirmó que, para Dios, “que ha cambiado la historia durante el censo, tú no eres un número, sino un rostro; tu nombre está escrito en su corazón”.
“Pero tú, mirando a tu corazón, a tu rendimiento que no es suficiente, al mundo que juzga y no perdona, quizás vivas mal esta Navidad, pensando que no estás a la altura, albergando un sentimiento de fracaso y de insatisfacción por tus fragilidades, por tus caídas y tus problemas. Pero hoy, por favor, deja la iniciativa a Jesús, que te dice: Por ti me hice carne, por ti me hice como tú”, señaló.
Y añadió: “Esta noche el amor cambia la historia. Haz que creamos, oh Señor, en el poder de tu amor, tan distinto del poder del mundo”.
Jorge Bergoglio volverá mañana a asomarse al balcón de la Logia central de la basílica de San Pedro del Vaticano, igual que cuando fue elegido papa en 2013, para leer su mensaje de Navidad e impartir la tradicional bendición “Urbi et Orbi” (a la ciudad y al mundo).