Wendy Quan, gerente de la finca Mazá, ubicada en la parte norte de este municipio, indicó que las vacas lecheras son tratadas cuidadosamente en su alimentación, ya que son de razas altamente productivas.
Informó que el ordeño se hace con equipo especial, y que el producto se guarda en depósitos higiénicamente tratados. Después se carga en los depósitos, con capacidad para 60 o 65 litros, que son manejados con altos controles de higiene.
Itinerario
Roberto Tum, uno de los vendedores, explicó: “Llevo un itinerario establecido y conozco los lugares donde están nuestros clientes, pero aparecen otros a quienes hay que atender también”.
Añadió que los tres carruajes recorren el centro de la ciudad y los barrios Las Casas, La Esperanza, La Batalla, La Independencia, El Jardín, El Rosario; luego, en la zona 3, barrio San Francisco; y en la zona 4, Candelaria, Colombita y Guadalupe.
También tienen que cubrir áreas de la periferia, como El Arroyo y Magnolia, entre otros sectores citadinos, cuyos pobladores reclaman los productos lácteos de Mazá, realtó Tum.
Algunos vecinos comentaron que es común ver los carruajes que son jalados por equinos, con el relumbrante depósito en el que se transporta leche y crema, que se distribuyen en recipientes de compradores o en bolsas de nailon.
Proceso
Preparativos de los distribuidores de leche y crema.
Se observa que los caballos estén en óptimas condiciones de salud, y que los recipientes estén bien higienizados.
En el carruaje no debe faltar ningún detalle para la buena distribución.
Los encargados los llevan al área de ordeño en la finca Mazá, y al estar listos salen en busca de los compradores.