Apetito por lo fácil

RENZO LAUTARO ROSAL

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y se exacerba ese sentido malinchista donde los méritos son dados por quién le cae a palos al otro.

Esa es la lógica de las campañas políticas, a todo nivel, donde el candidato eleva sus bonos a costa de cuestionar, desacreditar, atropellar al funcionario de turno, sin que en esencia se propongan planteamientos distintos. La rueda seguirá funcionando así y quien venga después hará uso del mismo mecanismo. Llevados al terreno de la lucha libre, hay menos chances para los técnicos y más a favor de los rudos, quienes en general granjean mayor apoyo de un público sediento de sus fórmulas, que por inviables o circenses que sean, refuerzan ese constante deseo de catarsis colectiva, victorias pírricas y personajes defenestrados a dedazo.

Ese sentido de contraponer lo vemos ahora en el proceso de elección del siguiente fiscal general. La reciente ronda de entrevistas ha dejado ver que la materia prima es pobre, que los intereses son tantos y tan desdibujados entre sí que han dejado en el tapete del olvido las propuestas de fondo para la conducción del Ministerio Público. Casi por mayoría, los candidatos se han posicionado en la esquina opuesta de la actual fiscal. Sus banderas de oportunismo es presentarse con la antítesis de Claudia Paz.

En general, no tienen más cartas de presentación que la de erigirse como los refundadores del MP, los elegidos para hacer lo que no se ha querido hacer, los honestos, los capaces y toda una ensarta de discursos vacíos de contenido. Planes, propuestas, análisis de objetivos vs. recursos, muy poco o casi nada; generalidades a más no poder. Queda claro que las entrevistas no han aportado mayores luces, más bien confirman que la lucidez no pasa por sus mejores momentos.

Ante ese panorama desalentador, la conformación de la lista de seis está fácil; hay que tomar de lo que hay indistintamente si el material es de calidad o no. Aumentar las exigencias y los estándares termina siendo marginal, ya que no se le puede pedir peras al olmo.

Elegir al más vociferante, al que está contra todo y a favor de nada, termina siendo un lamentable imán que atrae y perpetúa esas formas de detentar el poder. Esas pautas se incrementarán cuando el ambiente electoral se caliente más, pero desde ya se presagia una campaña caracterizada por los enfrentamientos atroces, donde los jaloneos y las diatribas sustituirán, nuevamente, al contenido de las propuestas. Todo esto constata que seguimos siendo una sociedad precaria, enfrentada e infestada de rapaces.

renzolautaro.rosal@gmail.com

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