“La Iglesia se basa en los evangelios apócrifos —libro atribuido a autor sagrado que no está incluido en el canon— para formar un lineamiento que va dirigido a quienes diseñan las prendas, y así evitar que se transmitieran mensajes erróneos de las representaciones o retratos de Dios. Por ejemplo, a Jesús no se le podía vestir de blanco porque, según el canon de la Iglesia, este color que se le puso en el momento en el que cargó la cruz con la finalidad de simbolizarlo como loco”, añade Rodas.
Juan Carlos Pérez, encargado de adorno y diseño de andas procesionales, del templo Beatas de Belén, explica que en el Antiguo Testamento se hace mención de los ropajes. “En Éxodo se puede encontrar que Dios le ordena a Moisés que haga vestiduras sagradas a su hermano Aarón para que sea consagrado sacerdote”, comenta. La educadora y teóloga Margarita Sandoval Madrid refiere que el uso de “ropa especial” para los sacerdotes y servidores se originó durante la época del emperador Constantino (306 años d. C.), quien se convirtió, y cesó las persecuciones mediante el Edicto de Milán, en el 313 d. C.. Él mandó hacer trajes para los sacerdotes como los que usaba la realeza, pues “eran príncipes del reino de Dios”.
TELAS Y COLORES
“El sentido litúrgico obliga a vestir las imágenes de pasión con color morado, rojo o corinto, ya que demuestra respeto y porque respondía al lineamiento que la Iglesia ha dado para vestir a las imágenes. En el caso de la Virgen María, su tunicela era roja, para demostrar el amor, y su manto azul, recordando el cielo que envuelve el amor terrenal”, explica Rodas.
En cuanto a las telas, Jorge Ramírez, propietario de la importadora de ropa y artículos religiosos Casa de Oro, dice que para las túnicas de los cucuruchos se utiliza Sincatex y dacrón, pues son más económicas, pero que ahora se está innovando con casimir, porque garantiza mejor calidad.
Ramírez indica que para vestir a las imágenes se emplean textiles con “brocados o litúrgicos”, es decir, con diseños religiosos, los cuales están hechos de terciopelo o tisú. Lo mismo se da con la ropa de los sacerdotes. “La franela y el lino también se ocupan para las vestiduras de Jesús Nazareno, pues estas son elegantes”, agrega Ramírez.
El cronista de la ciudad, Miguel Álvarez, refiere en su libro Ángeles llorones (1987) que las telas actuales son el reemplazo de las que se importaban de España hace unos 300 años, entre las cuales se usaba el tafetán, manta, bayeta, seda y tarlatana.
TÚNICAS SAGRADAS
Las imágenes son vestidas con túnicas de Sincatex o terciopelo, e incluyen bordados en oro o plata.
CUCURUCHOS
Los feligreses que cargan andas emplean una túnica morada de Sincatex, dacrón —Q25 la yarda— o casimir —Q300—. Los sastres reciben entre 20 y 100 pedidos para la época.
TÚNICA SACERDOTAL
Los sacerdotes portan túnicas de tisú —entre Q1 mil a Q5 mil la yarda—, que es una tela de seda, la cual hace que sus trajes brillen y se vean elegantes.
MANTILLAS
Las mujeres que participan en los cortejos portan una mantilla —también conocida como madrileña— de encaje. Por lo general es blanca, marfil, champán, negra, dorada o gris.
CRUZADOS
Los fieles de La Recolección se diferencian del resto porque utilizan capa blanca de manta sobre su túnica negra, con la insignia del Santo Sepulcro. Esta cuesta Q1 mil aproximadamente.