Ese es el nuevo reto de esta industria que mueve más dinero que la música y el cine juntos. Atrás quedaron las pugnas entre Nintendo y Sega y, en estos tiempos, son Sony y Microsoft quienes tienen ahora un frente abierto en torno a la realidad aumentada. Ambas empresas trabajan en sendos dispositivos que tratan de sumergir a los jugadores en los videojuegos.
Pero Microsoft, empresa que desarrolló con buen criterio el controlador de juego libre Kinect, que junto a la aparición de la consola Wii ha aportado un nuevo concepto de jugabilidad, no ha querido quedarse atrás. Trabaja en un proyecto similar a los anteriores al que ha bautizado con el nombre de Fortaleza, pero ni sus especifiaciones ni capacidades se han desvelado.
El que está más avanzado y es palpable -aunque sin fecha de lanzamiento oficial- es Oculus Rift, que ha conseguido agitar el mercado con su llegada. Aunque un tanto aparatosa, estas gafas que incorporan unos potente auriculares, este dispositivo podría costar unos US$300, un precio bastante asequible para plantearse en su momento la posibilidad de adquirirlo.
La experiencia es muy inmersiva, está pensado de momento para títulos de PC y la resolución, similar a presentada por Sony (mil 80 píxeles) podría aumentar hasta 4K o ultra alta definición.
Ambos productos, compatibles con sistemas de audio independientes, presentan ángulos de juego de 360 grados, lo que permite sentirse dentro del juego, y un ángulo de visión en torno a los 90 por ciento en horizontal, unos 110 grados en diagonal. De momento, las Oculus Rift han mostrado su capacidad con juegos como Kingdom Come o el éxito de ventas Minecraft, mientras que Sony ha hecho lo propio con los títulos en primera persona Thief y EVE Valkirie o la afamada saga en tercera persona God of war.
Uno de los problemas es que ambos productos no son inalámbricos, aunque esta tecnología es posible que se incorpore tras su llegada al mercado.
Gracias a la incorporación de sensores giroscópicos o sistemas como Motion Tracking -que recoge los movimientos de la cabeza- el mundo de los videojuegos podría tener, paradojicamente, en sus manos la posibilidad de hacer más real lo virtual. Los personajes del futuro cobrarán vida, ya que esta nueva forma de interatuar tiene una gran capacidad de emocionar.