El cineasta guatemalteco Jayro Bustamante afirma que muchos de los problemas sociales de minorías desaparecerán en el momento en que las diferencias de género masculino y femenino se resuelvan.
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“En el momento en que la mujer esté suficientemente empoderada al mismo nivel que el hombre, todas las otras cosas van a caer por su propio peso. Creo que ese es el verdadero problema que tenemos en todas las sociedades, entre ellas, la guatemalteca. Por ello, el cambio que necesita la sociedad tiene que venir de las mujeres” comenta el cineasta en la Berlinale.
También dijo: “De verdad creo que la mujer se tiene que empoderar, porque nosotros estamos viviendo problemas que son de un sistema falocrático, como la guerra, la discriminación, el racismo interno, el no querernos por quienes somos, sino siempre estar queriendo ser algo más”.
Según Bustamante, mucho cambiaría si ese equilibrio entre hombre y mujer se lograra y “si ambos gobernaran el mundo, en condiciones de igualdad, las cosas serían mejor”.
Temblores narra la historia de Pablo, interpretado por Juan Pablo Olyslager, que se enamora de Francisco y decide abandonar a su familia profundamente creyente. La familia, no obstante, antepone por encima de todo la religión y la institución familiar, y está convencida de que la homosexualidad de Pablo es curable.
El director no ve su filme como una película que habla de salir del armario, sino más como una cinta que habla de “machismo, sexismo, opresión y misoginia”.Para el cineasta, existe un problema real de machismo y misoginia, una palabra esta última quizás “fuerte”, dice, pero de la que “no nos damos cuenta de lo importante que es”.
En Guatemala, por ejemplo, la gente le dice que “por qué los homosexuales masculinos, porque de las lesbianas ni se habla, si tienen el privilegio de ser hombres, quieren rebajarse siendo un poco mujeres”. Todo el mundo piensa que la homosexualidad significa ir hacia la feminidad, y no, no necesitas ser homosexual para ir hacia tu feminidad, y no necesitas ir hacia tu feminidad para ser homosexual”, enfatiza Jayro.
Tras rodar “Ixcanul”, su filme debut de corte indigenista que en la Berlinale de 2015 se llevó el Oso de Plata Premio Alfred Bauer a la innovación, Bustamante conoció a “un Pablo” y luego a muchos otros pablos que le dieron su testimonio y le contaron cuánto tiempo estuvieron “prisioneros del sistema”.
Pero en su investigación para hacer la película, también conoció a lesbianas, que al igual que el protagonista, había sido sometidas a un tratamiento en el que, por ejemplo, eran llevadas a una relajación extrema, momento en el cual se les ponía un audio con llantos y risas de bebé y el pastor o pastora les contaba “lo que se iban a perder por haber escogido esa vía”. “Y lo peor es que se lo creen”, lamenta.
Otro tema que le interesaba mucho es la castración química permanente, cuya existencia ignoraba hasta ese momento.
@JayroBustamante y @raquelrolnik, dos de las personas que están redefiniendo el pensamiento en #Iberoaméricahttps://t.co/QkBbb7KXuo pic.twitter.com/hOHaHs0oAm
— esglobal (@esglobal_org) November 18, 2016
El protagonista de su filme al fin y al cabo “es un personaje castrado realmente” que “en su castración destruye otro montón de vidas”. Bustamante entiende que “Guatemala no se quiera ve así”, tal y como él la retrata.
“Me dicen: ‘pero nosotros somos gente sonriente, nosotros somos gente colorida’, y no quieren hablar sobre la desigualdad”, señala.
Sobre él mismo, cuenta, existen muchos estigmas en su país. “La gente piensa que porque a mí me interesan los temas sociales y me interesa hablar de por qué todavía no tenemos acceso a derechos sociales soy comunista, porque todavía vivimos en una sociedad de hace cincuenta años en donde todo es negro o blanco”.