Por eso decidió crear un dispositivo que hiciera la labor de un camarógrafo de manera automática. Así surgió SoloShot, una trípode que es capaz de encontrar al usuario y seguirlo a cualquier punto al que este se mueva, pues funciona gracias a un sensor a prueba de agua que la persona coloca debajo de su brazo.
El dispositivo que tiene un valor de US$299, puede girar sobre sí mismo y dar vueltas de 360 grados. Su batería dura cinco horas y el sensor puede comunicarse con el trípode en un perímetro de 600 metros. Es adaptable con una amplia gama de videocámaras.
Los creadores ya trabajan en una segunda versión de este trípode que le permita hacer paneos verticales, controlar el zoom y el enfoque.