Pese a que la Iglesia Católica recuerda este acontecimiento cada 28 de diciembre, los Evangelios señalan que la matanza debió haber sucedido después de la visita de los Reyes Magos al Niño Dios —uno o dos días después del 6 de enero—, aunque esta fecha tampoco es exacta.
Según Gómez, Belén no era una ciudad muy grande, por lo que, posiblemente, perecieron unos seis o siete niños.
Aunque la celebración es de origen religioso, la fiesta cambió su sentido en la Edad Media, cuando en ese día, preludio del Carnaval, el jolgorio era el protagonista, ya que todo estaba permitido y la culpa no recaía en nadie, así que las personas comenzaron a hacer bromas. Esta tradición se expandió a España y Latinoamérica.
Los medios de comunicación también aprovechan este día para dar noticias falsas o tergiversar su contenido.
En el país
“En Guatemala la práctica llegó con la Orden de los Dominicos hace más de 500 años. Se dice que el primer lugar que visitaron los misioneros fue Parramos, Chimaltenango, por lo que los vecinos de este municipio celebran su fiesta patronal ese día”, agrega el historiador.
Las bromas se popularizaron en 1871, durante el gobierno liberal de Justo Rufino Barrios, acota Gómez.
Entre las picardías más comunes que se hacían en el país a mediados del siglo XIX, según el Cronista de la Ciudad, Miguel Álvarez, estaban los falsos regalos. Al ser una fecha cercana a la Navidad, las personas acostumbraban introducir piedras en empaques de artículos costosos, en cuyo interior aparecía un papelito que decía “por inocente”.
Otra broma recurrente era invitar a amigos o familiares a comer buñuelos, en cuyo centro se les agregaba algodón forrado con la masa, lo que le daba una consistencia chiclosa, añade Álvarez.
Bromas de bromas
El diario El Imparcial también hacía inocentadas. En una ocasión publicó que trasladarían la Torre del Reformador al Campo de Marte, porque interrumpía el paso de los aviones.
“Ese periódico también difundió que cambiarían de lugar el Lago de Amatitlán, y la gente se lo creyó”, añade Álvarez.
Gómez cuenta que una de las bromas que trascendió en la década de 1970 versaba sobre la historia de un niño que siempre les decía a sus padres que había sido secuestrado. Un 28 de diciembre, en realidad, así fue. Los progenitores no creyeron la mentira, hasta el segundo día que no apareció.
Hace unos 30 años una radio de Zacapa transmitió la noticia de que en ese día los rayos de sol causarían graves daños a la salud y pidieron que la gente fuera excesivamente cuidadosa de ellos. El impacto fue tal que las personas lucían el 28 de diciembre gorros, sombrillas, lentes y ropa de manga larga, hasta el final de la tarde, cuando la emisora dijo que la noticia era una broma más “por inocente”.