Por ejemplo, el rojo transmite la energía vital, ideal para espacios como el comedor o la biblioteca, porque se asocia con lugares de mucha actividad y fomenta la creatividad. El gris luce mejor para hogares de personas con personalidad fuerte, que no se sientan intimidadas por la neutralidad de este color.
El rosado tiene un gran efecto relajante al promover la afabilidad y ayuda a despejar la mente, por lo que es perfecto para el dormitorio.
Si lo que se busca es serenidad, el azul es el tono adecuado para conciliar el sueño y relajarse. Se adapta bien para el baño o la cocina.
El verde, color de la naturaleza, destella seguridad y anima al crecimiento emocional. Se recomienda para habitaciones de adolescentes que necesitan reafirmar su identidad.