“Llegó al país un grupo grande de dueños de restaurantes de Nueva York buscando contacto directo con productores, luego las mismas empresas reforzaron el contacto directo con el cliente para tenerlo más cerca”, comentó.
Además, las modalidades de presentación de los productos tuvieron que ser modificadas porque los compradores empezaron a demandar medidas más pequeñas. También se empezó a vender a tiendas más pequeñas en el mercado internacional.
“Los compradores se volvieron más selectivos y a la vez hacían pedidos más pequeños, y las empresas nacionales tuvieron la capacidad de adaptarse a esa demanda”, expresó De Estrada.
Ivan Buitron, coordinador de desarrollo de Agexport, explicó que otra medida fue bajar costos, ya que la crisis afectó los precios de los insumos, materias primas y créditos.
En este sector, dijo, no bajó la demanda, sino la capacidad de producción, debido a los altos costos de los insumos agrícolas, el paquete tecnológico y el crédito más caro.
“Como no se tuvo tanto acceso al crédito, los planes de siembra eran más reducidos. Si antes se sembraban 50 manzanas, se bajó a 35 o 40, por lo que se redujo el volumen de producción”, afirmó.
Además, en Agexport, que también trabaja con organizaciones de productores de territorio de pobreza, lo que se hizo fue facilitarle los contactos y se habló con los exportadores para que les proveyeran más insumos.
Como una parte clave en el sector, Buitron mencionó que les sirvió el estar organizados o asociados para impulsar estrategias, hacer compras conjuntas o compartir mercados.
En estos casos se habla de 60 grupos que integran unos cuatro mil 200 productores; sin embargo, con las empresas que trabaja Agexport son unos 20 mil productores.