Fernando Barrios es capaz de resolver las complicaciones más arraigadas del márquetin, utilizando orden al pensar y al comunicar. De ahí nace el espíritu estratega innato que vive consigo.
El optimismo es una de sus armas a la vista, pero dentro de sí guarda la verdadera fórmula para desenvolverse sin tropiezos: Valores.
Lo que lo hace un modelo positivo acorde a estas páginas es que a los 17 años empezó la carrera de las relaciones interpersonales. Descubrió que estas son el camino hacia el éxito, y hasta el día de hoy promueve el “hombro con hombro”, los vínculos y pensar en los demás confiando en uno mismo para ser grandes todos.
Tiene una empresa —Integra Consulting—, por medio de la cual ha podido servir y dar un punto de vista limpio a grandes personajes, que van desde integrantes del Cacif hasta jóvenes con talleres de servicio mecánicos, panaderos, etcétera.
Barrios es visionario, hiperactivo y cree en el plan A, el B, el C, y todo el abecedario para no caer; es amable, luce íntegro al vestir, comparte habilidades con la gente joven y es una persona muy alegre, porque ser empresario no significa aburrimiento, o ser alguien mayor; al contrario, la frescura de la juventud, su amabilidad, seguridad y optimismo le dan la fuerza para crecer y, lo más importante, hacer crecer a los demás.
¿Qué piensas de: “Sembrar para cosechar”?
Me dijeron que tenía que tener 50 años para llegar a cierto nivel que tengo ahora, o alcanzar los sueños. Pero al estar convencido de lo que se es y lo que se puede dar, uno es capaz de combinar la distracción con las relaciones interpersonales. Siempre me ha gustado salir, pero mucha gente después de la fregadera no tiene nada. Hay que leer y actualizarse desde joven, porque se cosecha lo que se siembra. Lo que hiciste antes siempre habrá quién lo recuerde después.
¿Cómo empezó esta carrera?
Primero fui vendedor, a los 18 años. Quería salir y poner en práctica lo que había en los libros. A los 22 años estuve en una franquicia multinacional, aumentamos un 58 por ciento las ventas y crecimos mucho. Trabajaba con proveedores y pequeñas empresas, y me di cuenta de que lo que había estudiado no aplicaba en Guatemala: gente sin presupuesto y muchas cosas más.
Y ¿qué hiciste?
Les empecé a dar consejos los fines de semana y pensé: “Y si me dedicara a apoyar a las empresas”. Entonces pasé a una firma de consultorías alemana. Apoyaba empresas de la Cámara de Industria. Allí estuve dos años. Inmediatamente después le di una consultoría al dueño de una zapatería en Xela, que heredó el negocio con problemas y luego incrementó sus ventas en un 600 por ciento. Hasta recibió un premio de gerente del año.
¿Cuál es el problema de los empresarios como este?
Es que cuando los chavos quieren hacer una empresa, solo tienen actitud pero no estrategia. Deberían tener unas 28 acciones antes de comenzar, con los menores recursos. Si le fallan 14, bien le puede funcionar la mitad. Pero la gente se va en cuatro acciones que fallan y entonces truenan.
Y volviendo a la historia, ¿cuándo empezó Integra Consulting?
En el 2006. Me dijeron que me iba a quebrar la cara, pero a pesar del poco tiempo, ya está muy bien acreditada.
¿Qué era lo que buscabas?
Siempre soñé con poder servir y conectar a los chavos con ejecutivos de alto nivel, cosa que no se hace en las universidades. Generar un cambio, marcar una diferencia y verlos crecer rápido. Y, de una forma alegre y amigable, transmitir el conocimiento.
¿Cuál es la parte innovadora del plan?
En lo magistral se dice que una empresa crece en tres y cuatro años. Nosotros hemos logrado buenos resultados en dos y tres meses, gracias a las alianzas.
¿Cómo es eso del mercadeo de relaciones?
Es interesarse en la gente más que en el producto que se va a vender. Una de las claves del éxito es ser genuino con la gente.
¿Cuál es la parte más importante de lo que enseñas?
Que no hay que tener miedo. Se puede emprender, conseguir recursos, no hay que esperar a tener 40 ó 50 años para empezar a generar. Cuando hubo algo que no se sembró bien, hay que retomarlo y componerlo.
¿Por qué es tan importante para ti ayudar?
Creo que es porque tengo una visión. Y más que protestar, que con eso no gano nada, con mi trabajo quiero ser una influencia para los jóvenes porque ellos van a generar más empleos y más oportunidades. Deben aprender a tener buenas costumbres y hacer a un lado los prejuicios. Además, si nos unimos es más fácil que crezca Guatemala. Creo en cambiar el país y tener una cultura de confianza, de valores. Olvidarnos de la gente impuntual y sembrar cosas buenas para cosechar mejores. Quiero que haya chavos más íntegros, menos ladrones y, por lo tanto, familias unidas. Para mí, Integra Consulting significa respetar y conocer los límites.
¿Cuáles deben ser las prioridades del ser humano, según tú?
Primero lo espiritual, los principios, la familia, la relación y tener un propósito y estrategia en la vida. Si no se tiene esto último, llega la frustración.
¿Cómo se debe pensar en el éxito?
Desde que uno es niño, es competitivo en lo que hace. Debe pensarlo desde entonces. La autoestima debe ser alta, más allá de lo que se enseña en casa y en la calle. Dejar de pensar que todo lo que no está en Guatemala es lo bonito. Hacer cosas diferentes de lo que hace la gente. Tener claro que el éxito no es solo el dinero, es tener amigos, buenas relaciones y una buena familia.
¿Cómo se puede dar cuenta de sus habilidades?
Si te gusta salir mucho, tienes buenas relaciones. Si te gusta fijarte en la decoración de los lugares a los que vas, puedes es lo que a uno le apasiona primero y después encontrar la habilidad. Tiene que marcar la diferencia para disfrutar, lo que haces te tiene que hacer disfrutar.
¿De qué sirven las estrategias?, ¿cómo se pueden aplicar?
Lo que da es la dirección para saber a dónde ir. Las hay de diversos tipos y sirven igual para la vida y los negocios.
¿Qué piensa la familia de tu objetivo?
Mi papá dice: “Soy producto de lo que pienso, lo que creo y lo que hago”. Al principio estaban dudosos, pero ahora me apoyan de cabeza. Siempre están conmigo. La mente abierta es la clave y no es nada más que sinónimo de humildad. Mientras más humilde se es, más se crece.